SALTA, 25/09/08.-
Expedientes Nº 2.511/08
RESOLUCION CS 427/08
VISTO las presentes actuaciones por las cuales los representantes de la
UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA, para integrar la Comisión Técnica Ad-Hoc de
Asesoramiento de la Comisión de Tránsito y Transporte (Ordenanza Nº 12.316/04 -
Resolución CD Nº 097/08) del CONCEJO DELIBERANTE DE LA CIUDAD DE SALTA: Prof.
Juan Antonio BARBOSA; Lic. Rubén Emilio CORREA y Prof. Sergio QUINTANA elevan
proyecto de Ordenanza Municipal para la denominación de calles, avenidas y espacios
públicos del Barrio Ciudad del Milagro, y
CONSIDERANDO:
Que
mediante Res. C.S. Nº 120/08 este Cuerpo resolvió solicitar al Concejo
Deliberante de la Municipalidad de la Ciudad de Salta
ordene establecer como denominación de calles, avenidas y espacios públicos del
Barrio Ciudad del Milagro los nombres de la Universidades Nacionales, de
docentes-investigadores, intelectuales que hayan contribuido al conocimiento
científico en todas las esferas de la vida social, además de aquellos
intelectuales y dirigentes universitarios vinculados al desarrollo de la Universidad
argentina en sus principios, democráticos y de emancipación social.
Que el proyecto
elaborado cumple con los criterios fijados en la resolución mencionada
precedentemente y está debidamente fundamentado, por lo cual este Cuerpo
considera pertinente acoger el proyecto de referencia.
Por ello, en uso de las atribuciones que le son propias y atento a lo
aconsejado por la COMISIÓN DE DOCENCIA, INVESTIGACIÓN Y DISCIPLINA de este
Cuerpo, mediante Despacho N° 311/08 y en votación unánime,
EL CONSEJO SUPERIOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA
(en su Decimoquinta Sesión Ordinaria
del 25 de setiembre de 2008)
R E S U E L V E :
ARTÍCULO 1º.- Acoger el
proyecto de Ordenanza Municipal para la denominación de calles, avenidas y
espacios públicos del Barrio Ciudad del Milagro, elaborado por los
representantes de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA, para integrar la Comisión
Técnica Ad-Hoc de Asesoramiento de la Comisión de Tránsito y Transporte
(Ordenanza Nº 12.316/04 - Resolución CD Nº 097/08) del CONCEJO DELIBERANTE DE
LA CIUDAD DE SALTA: Prof. Juan Antonio BARBOSA; Lic. Rubén Emilio CORREA y
Prof. Sergio QUINTANA, cuyos fundamentos y proyecto de resolución obran como
ANEXO I, II respectivamente de la presente.
ARTÍCULO 2º.- Comuníquese con copia a: Sra. Rectora, Sres. redactores
del proyecto, Poder Ejecutivo Nacional, Poder Ejecutivo Provincial, Cámaras de
Diputados y Senadores de la Nación, Cámaras de Diputados y Senadores de la
Provincia de Salta, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia
de Salta, Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Salta, Concejo
Deliberante de la ciudad de Salta, Intendente de la Municipalidad de Salta,
Organismos y Asociaciones vinculadas a la defensa y promoción de los Derechos
Humanos, Centro Vecinal de Barrio Ciudad del Milagro, Facultades, Sedes
Regionales, Institutos de Educación Media, Secretarías, CIUNSa, Direcciones
Generales, Dirección de Relaciones Públicas, Radio Universidad, Centros de
Estudiantes, FUA, ADIUNSa, APUNSa,
UAI, y Asesoría Jurídica. Cumplido,
manténgase en reserva en Secretaría del Consejo Superior. Asimismo, publíquese
en el boletín oficial de esta Universidad.-
ANEXO I
FUNDAMENTOS:
Hace treinta años, el Comandante en
Jefe de la Armada y miembro de la Junta Militar que había usurpado el poder el
24 de marzo de 1976, Almirante Emilio Eduardo Massera, lllegaba a la ciudad de
Salta con el objetivo de inaugurar oficialmente el Liceo Naval para señoritas
“Doctor Francisco de Gurruchaga” emplazado en el Barrio Ciudad del Milagro.
Participaron de los actos el
gobernador de facto Capitán de Navío Roberto Augusto Ulloa, el Intendente
militar de la Ciudad de Salta, Víctor Abelardo Montoya, además de militares y
aproximadamente 25 periodistas movilizados desde todo el país para cubrir el
evento, integraba la comitiva el actor Ángel Magaña, viejo protagonista de la
película “La Guerra Gaucha” filmada en Salta en 1942 y conductor del programa
del Canal 7 “Adelante Juventud” destinado a despertar vocaciones y
difundir la acción cívica de las Fuerzas armadas, según los términos
reproducidos en un reportaje en el diario El Intransigente.
Durante
la ceremonia y con toda la pedantería que presumían los dictadores, el director
del Liceo Naval Capitán de navío Eduardo Demarco, ratificó las declaraciones de
Massera referidas a que la Institución militar “había traído el mar a Salta”,
finalmente el capellán del Liceo, reverendo padre Francisco Peñalva elevó su
invocación “para que en nuestra sociedad y en el mundo se mantenga y
defienda el orden verdadero y humano en la libertad, y resulte leal y amiga la
convivencia común en el respeto, en los derechos mutuos y en la fraternidad…”.
El día 6 de marzo de 1.978, en
consonancia con los actos de inauguración del Liceo Naval y próximo a
conmemorar el segundo aniversario del Golpe de Estado, el Intendente militar de
la Ciudad de Salta dio a conocer la Ordenanza Nº 2810 mediante la cual
ordenaba se designe las calles del Barrio Ciudad del Milagro con el nombre de
aquellos militares considerados como “abnegados hombres de la Patria”.
De esta manera se reemplazaba la denominación original de números y letras. Los
nombres propuestos incluían a militares que habían ofrendo su vida por la
patria combatiendo a la delincuencia subversiva. Entre ellos encabezaban la
nómina el Gral Jorge Oscar Grassi, el coronel José Esteban Dalla Fontana, el
vicealmirante Hermes José Quijada, el capitán Miguel Ángel Paiva, el Cabo
Orlando Aníbal Moya, el Gral. Cesáreo Ángel Cardozo, el comodoro Moisés
Etchegoyen, el Teniente de navío Jorge Omar Mayol, el Gral Juan Carlos Sánchez,
entre otros. La prensa local (diario El Intransigente) informaba que este
militar había desplegado “una intensa actividad en el desmembramiento de las
bandas marxistas merced a una inteligente campaña de información y acción en la
ciudad de Rosario de Santa Fe donde fue traicioneramente asesinado”, sin
mayores fundamentaciones ni más mérito que las actividades de infiltración,
espionaje, desaparición de personas, asesinatos, torturas y violaciones, la
este grupo de militares fueron elevados a “héroes de la patria” y pasaron a
formar parte de la memoria que buscaba imponer la Dictadura Militar.
Las
calles del Barrio Ciudad del Milagro también recibieron el nombre de otros
militares que actuaron durante los siglos XIX y XX. Se incluyó para las
avenidas principales los nombres de las distintas fuerzas armadas: Avenida
Armada Argentina, Ejército Argentino, Fuerza Aérea o el nombre de Fragata
Libertad, Fragata General Sarmiento y Héroes de la Patria.
La
imposición de los nombres a las calles del Barrio Ciudad del Milagro no fue un
hecho aislado, formaba parte de la permanente acción de violencia simbólica que
la Dictadura Militar ejercía sobre la sociedad salteña.
Aniquilada
físicamente cualquier oposición político-social, la Dictadura pasaba a reforzar
su ataque en el frente ideológico-cultural para consolidar simultáneamente la
apropiación territorial y la dominación social. El denominado Proceso de
Reorganización Nacional, no fue una dictadura militar más, había llegado para
quedarse y modelar una sociedad bajo un conjunto de valores que dieran lugar a
una “nueva” constitución del Estado, una “nueva” dirigencia, “nuevos” partidos
políticos, una “nueva” educación”, “nuevos” empresarios, “nuevos” sindicatos,
reasignaba un papel a las mujeres, a los niños, a la juventud. Fue una
Dictadura que tenía como objetivo estratégico cambiar de raíz la matriz de la
sociedad argentina, apelando paradójicamente a los valores del tradicionalismo,
la cultura cristiano-occidental y los beneficios del mercado.
La
parafernalia de los actos previstos para el lanzamiento del Liceo Naval y el
aniversario del Golpe de Estado con el cambio de nombres a las calles del
barrio que circundaban a la escuela de cadetes, la presencia de Massera, la
visita de Ángel Magaña, paladín artístico de la “Guerra Gaucha”, utilizado
dentro de la promisoria estrategia que vinculaba al arte y la farándula de la
época al servicio de la publicidad política del régimen militar.
En los años posteriores la estrategia
de propaganda de la Armada prosiguió a cargo de las cadetes del Liceo
encargadas de dar instrucción en el arte de la navegación a los niños y jóvenes
de las escuelas y colegios de la ciudad de Salta, matizadas con la visita al
Liceo de la niña-actriz Andrea del Boca.
Han
pasado treinta años desde aquellos sucesos, el Liceo Naval para señoritas fue
cerrado en el marco del plan de reestructuración de las Fuerzas Armadas de
fines de los noventa. Hoy el edificio es ocupado por una escuela pública
provincial, sin embargo las calles conservan la memoria oficial de la Dictadura
Militar amparada por el silencio de indolentes y cómplices.
Las
jóvenes generaciones han comenzado a producir su propia interpretación crítica
del pasado. Así quedó expresada la posición a través de los estudiantes del
Colegio San Lucas que en el marco de las Jornadas del Día del Historiador y en
la Sesión Especial del Concejo Deliberante con ese motivo propusieron la
necesidad de revisar los nombres de las calles, pasajes y avenidas de la Ciudad
vinculados a quienes fueron responsables de las violaciones del derecho
constitucional y de los derechos humanos en nuestro país para cambiar sus
nomenclaturas, quedando tal iniciativa plasmada en la Resolución del Cuerpo
Municipal Nº 269 emitida el quince de noviembre del año dos mil siete.
El
conjunto de docentes-investigadores, estudiantes, autoridades de la Universidad
Nacional de Salta, consideran necesario dotar a las calles y espacios públicos
de la ciudad de Salta de nuevos nombres que estén vinculados a la lucha por la
libertad, la igualdad, la dignidad de la vida humana, el respeto a las
diferencias, la pluralidad de ideas, el conocimiento provisto por los
ancestros, el desarrollo de la ciencia, el compromiso social, el rechazo a las imposiciones
hegemónicas, la reivindicación de los pueblos latinoamericanos.
Estos
valores que conforman una propuesta democrática y liberadora tienen expresión
pública en el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918, que fue
enriquecida a lo largo de estos noventa años. Con esto queremos significar que
el programa democrático de la universidad no fue expresión de un solo hecho
histórico sino producto del debate de varias generaciones de argentinos
portadores de distintas posiciones políticas.
La
Universidad libre nace de la libertad de las posiciones y queremos homenajear a
quienes contribuyen y contribuyeron con su trabajo a la construcción de una
sociedad democrática y socialmente justa desde las aulas, los gabinetes, los
laboratorios, los archivos, etc. Propuesta diametralmente opuesta a seguir
consagrando los espacios públicos a la memoria colectiva a quienes sembraron la
muerte, haciendo culto de la “capucha”, elevando santuarios de sangre en los
sótanos, consagrándose con la “picana eléctrica en la mano” a todo tipo de
aberraciones sobre los cuerpos y las mentes humanas o clausurando el
conocimiento por medio de la censura, la quema de libros, la cesantía, muerte,
exilio de docentes e investigadores. En
tal sentido la Universidad Nacional de Salta a sufrido el terror de la
dictadura que se cobró las vidas y el padecimiento de docentes, estudiantes y
personal administrativos salvajemente asesinados, torturados, encarcelados y
otros desaparecidos hasta el día de hoy, por los cuales seguimos luchamos
levantando las banderas de la Verdad y la Justicia.
La Universidad Argentina luego de
años de terror y dictadura fue recobrada para la sociedad argentina. A esta
Universidad lentamente han retornado al trabajo los exilados, los excluidos,
los que padecieron el exilio interno. El conocimiento nuevamente ha sido puesto
en beneficio de una propuesta que tiene como punto de partida la dignidad de la
sociedad, aunque sabemos que el sistema de universidades nacionales necesita
una decisión más firme en torno a un proyecto emancipador.
Es
notorio que las Universidades y los distintos centros e institutos de
investigación que dependen del restringido presupuesto nacional y que en el
marco de sus autonomías y características regionales, son los principales
formadores de recursos humanos destinados a la producción, y el mejoramiento de
las condiciones de vida de la sociedad argentina.
Consideramos
importante que las calles, avenidas y espacios públicos del Barrio Ciudad del
Milagro reciban una nominación que realce
el vínculo estrecho que tiene la comunidad barrial con la actividad
universitaria.
La
denominación de calles, avenidas y espacios públicos deben constituir un
homenaje a las generaciones del futuro conformadas por los niños de todos los
niveles educativos, los jóvenes estudiantes que a toda hora transitan sus
calles, las decenas de familias que abren sus casas para que los esforzados
estudiantes del interior encuentren un espacio para vivir y estudiar, por los
docentes, los trabajadores, profesionales, empleados que lo habitan y que
tienen una expectativa en la educación pública y en la posibilidad de la
formación universitaria de sus hijos.
Asimismo consideramos importante dar
un sentido de orientación sencillo y útil a los vecinos y visitantes del barrio.
Para ello se ha planteado dar nombres de Universidades Públicas Argentinas a
las calles orientadas en un sentido y nombres de docentes-investigadores,
intelectuales que hayan contribuido al conocimiento científico en todas las
esferas de la vida social, además de aquellos intelectuales y dirigentes
universitarios vinculados al desarrollo de la Universidad argentina en sus
principios, democráticos y de emancipación social en sentido perpendicular a
las mencionadas anteriormente.
ANEXO II
PROYECTO DE RESOLUCIÓN
VISTO:
La Resolución Nº 269
del Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta, por la cual se invita a la
escuela de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de
Salta a realizar un trabajo de revisionismo sobre los nombres actuales de
calles, pasajes y avenidas de la ciudad; y,
CONSIDERANDO:
Que por Resolución C.S.
Nº 120/08, el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Salta resolvió
solicitar al Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Ciudad de Salta
ordene establecer como denominación de calles, avenidas y espacios públicos del
Barrio Ciudad del Milagro los nombres de la Universidades Nacionales, de
docentes-investigadores, intelectuales que hayan contribuido al conocimiento
científico en todas las esferas de la vida social, además de aquellos
intelectuales y dirigentes universitarios vinculados al desarrollo de la
Universidad argentina en sus principios, democráticos y de emancipación social.
Que la resolución de la
Universidad Nacional de Salta citada precedentemente tiene sustento en un
trabajo de investigación realizado por la Cátedra Abierta “Política y Reforma
Universitaria”; el Proyecto de Investigación CIUNSa Nº 1474: “Periodismo en
Tiempos de Represión y Censura, Salta 1975-1983”; el Archivo de la Memoria y de
la Palabra; la Comisión de Derechos Humanos y el Centro Único de Estudiantes de
Humanidades de esa Universidad
Que las jóvenes
generaciones han comenzado a producir su propia interpretación crítica del
pasado. Así quedó expresada la posición a través de los estudiantes del Colegio
San Lucas que en el marco de las Jornadas del Día del Historiador y en la
Sesión Especial del Concejo Deliberante con ese motivo propusieron la necesidad
de revisar los nombres de las calles, pasajes y avenidas de la Ciudad
vinculados a quienes fueron responsables de las violaciones del derecho
constitucional y de los derechos humanos en nuestro país para cambiar sus
nomenclaturas, quedando tal iniciativa plasmada en la Resolución del Cuerpo
Municipal Nº 269 emitida el quince de noviembre del año dos mil siete.
Que
el conjunto de docentes-investigadores, estudiantes, autoridades de la
Universidad Nacional de Salta, consideran necesario dotar a las calles y
espacios públicos de la ciudad de Salta de nuevos nombres que estén vinculados
a la lucha por la libertad, la igualdad, la dignidad de la vida humana, el
respeto a las diferencias, la pluralidad de ideas, el conocimiento provisto por
los ancestros, el desarrollo de la ciencia, el compromiso social, el rechazo a
las imposiciones hegemónicas, la reivindicación de los pueblos
latinoamericanos.
Que
estos valores que conforman una propuesta democrática y liberadora tienen
expresión pública en el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918, que fue
enriquecida a lo largo de estos noventa años. Con esto queremos significar que
el programa democrático de la universidad no fue expresión de un solo hecho
histórico sino producto del debate de varias generaciones de argentinos
portadores de distintas posiciones políticas.
Que
la Universidad libre nace de la libertad de las posiciones y queremos
homenajear a quienes contribuyen y contribuyeron con su trabajo a la
construcción de una sociedad democrática y socialmente justa desde las aulas,
los gabinetes, los laboratorios, los archivos, etc. Propuesta diametralmente
opuesta a seguir consagrando los espacios públicos a la memoria colectiva a
quienes sembraron la muerte, haciendo culto de la “capucha”, elevando
santuarios de sangre en los sótanos, consagrándose con la “picana eléctrica en
la mano” a todo tipo de aberraciones sobre los cuerpos y las mentes humanas o
clausurando el conocimiento por medio de la censura, la quema de libros, la
cesantía, muerte, exilio de docentes e investigadores. En tal sentido la Universidad Nacional de
Salta a sufrido el terror de la dictadura que se cobró las vidas y el
padecimiento de docentes, estudiantes y personal administrativos salvajemente
asesinados, torturados, encarcelados y otros desaparecidos hasta el día de hoy,
por los cuales seguimos luchamos levantando las banderas de la Verdad y la
Justicia.
Que
la Universidad Argentina luego de años de terror y dictadura fue recobrada para
la sociedad argentina. A esta Universidad lentamente han retornado al trabajo
los exilados, los excluidos, los que padecieron el exilio interno. El
conocimiento nuevamente ha sido puesto en beneficio de una propuesta que tiene
como punto de partida la dignidad de la sociedad, aunque sabemos que el sistema
de universidades nacionales necesita una decisión más firme en torno a un
proyecto emancipador.
Que
es notorio que las Universidades y los distintos centros e institutos de
investigación que dependen del restringido presupuesto nacional y que en el
marco de sus autonomías y características regionales, son los principales
formadores de recursos humanos destinados a la producción, y el mejoramiento de
las condiciones de vida de la sociedad argentina.
Que
consideramos importante que las calles, avenidas y espacios públicos del Barrio
Ciudad del Milagro reciban una
nominación que realce el vínculo estrecho que tiene la comunidad barrial con la
actividad universitaria.
Que
la denominación de calles, avenidas y espacios públicos deben constituir un
homenaje a las generaciones del futuro conformadas por los niños de todos los
niveles educativos, los jóvenes estudiantes que a toda hora transitan sus
calles, las decenas de familias que abren sus casas para que los esforzados
estudiantes del interior encuentren un espacio para vivir y estudiar, por los
docentes, los trabajadores, profesionales, empleados que lo habitan y que
tienen una expectativa en la educación pública y en la posibilidad de la
formación universitaria de sus hijos.
POR ELLO, EL CONCEJO DELIBERANTE DE
LA CIUDAD DE SALTA,
EN REUNIÓN HA ACORDADO Y
R E S U E L V E :
Artículo 1.- Derogar la Ordenanza
2.810 de fecha 06 de Marzo de 1.978.
Artículo 2.- Designar a las calles de
Barrio Ciudad del Milagro de acuerdo al Anexo de la presente.
Artículo 3.- De forma.
Avda. de la Reforma Universitaria
Designación anterior: Avda.
Bolivia (colectora) – Av. Heroes de la Patria
Aunque en el umbral del siglo XX la
influencia de la Universidad se extendía en múltiples ámbitos, a partir de 1918
cuando su carácter rector adquirió una fuerza inusitada.
En consonancia con los acontecimientos que
vivían el país y el mundo, en junio de 1918 la juventud universitaria de
Córdoba inició un movimiento por la genuina democratización de la enseñanza que
cosechó rápidamente la adhesión de todo el continente.
Esta gesta, conocida como Reforma
Universitaria, es uno de los mitos de origen de la Córdoba del siglo XX, y uno
de los puntos de partida de su entrada en la modernidad. La utopía
universitaria del '18 se anticipó medio siglo al "Mayo Francés" y extendió
su influencia a todas las universidades argentinas y latinoamericanas.
Las reivindicaciones reformistas bregaban por
la renovación de las estructuras y objetivos de las universidades, la
implementación de nuevas metodologías de estudio y enseñanza, el razonamiento
científico frente al dogmatismo, la libre expresión del pensamiento, el
compromiso con la realidad social y la participación del claustro estudiantil
en el gobierno universitario.
Las bases programáticas que estableció la
Reforma fueron:
- Cogobierno estudiantil
- Autonomía universitaria
- Docencia libre
- Libertad de cátedra
- Concursos con jurados con participación estudiantil
- Investigación como función de la universidad
- Extensión universitaria y compromiso con la sociedad
En 1918, tres centros de estudiantes -Medicina, Derecho e Ingeniería-
decidieron unirse para dar lugar al nacimiento de la Federación Universitaria
de Córdoba (FUC). La unidad estudiantil era correlato de la que en 1917 se
había producido en la clase obrera, cuando quince sindicatos cordobeses
formaron una central única de trabajadores: la Federación Obrera Local (FOL).
Esta expansión de los lazos asociativos
distaba de ser ajena a las transformaciones que vivía la ciudad de Córdoba. En
los últimos veinte años había triplicado su población (de 50 a 150 mil
personas), extendido el uso del teléfono y familiarizado con los tranvías
eléctricos. Asimismo, emprendimientos fabriles de cierta relevancia contribuían
a modificar el paisaje urbano. Al compás de esos cambios, se multiplicó el número
de estudiantes universitarios (cerca de dos mil en 1918) y sus orígenes se
diversificaron. Muchos de ellos provenían de otras provincias, y la mayoría
vivía en casas de pensión, especialmente en Barrio Clínicas.
La Gaceta Universitaria, publicación oficial
de la FUC, retrataba en 1918 su vida cotidiana: las pensiones eran "una
calamidad en todo (higiene, alimentación, precio)" y se exigía pagar por
adelantado para evitar "fugas"; reconocía, no obstante que
estas no eran infrecuentes "previa una esquelita de despedida
abandonada con insinuante ironía sobre un clavo, que antes sostuviera el
erótico desnudo con que es de buen grado adornarse el cuarto".
Los estudiantes provenientes de Rosario
(desde 1870 el ferrocarril aseguraba una comunicación fluida con esa
ciudad) constituyeron un núcleo culturalmente significativo. El
médico radical Juan Giordano, recordaba: "Recién llegados a Córdoba un
núcleo de estudiantes rosarinos, tomamos una casa para hacer vida en común,
situada en la calle Ocaña Norte, y constituyó una verdadera república
soviética", por la cooperación y organización de sus miembros, entre
quienes se contaban Luis Méndez, Natalio Saibene (ambos firmantes de Manifiesto
Liminar) y Amadeo Sabattini. Le llamaban "Le MoulinRouge".
De este modo, en el movimiento del ´18 se
dieron cita, entremezclándose, nuevos sectores -una primera generación de
hijos de inmigrantes que accedía a la universidad- con los hijos
rebeldes del patriciado cordobés, como el propio Deodoro Roca, quienes
potenciaron el horizonte de la protesta estudiantil. Ese horizonte se
nutria de diversos filones de pensamiento secularizado - Voltaire,
Marx, Proudhon, Nietzsche, Spencer, Darwin, Comte, Freud- en un fluir de ideas
cuya pluralidad era testimonio de su antidogmatismo. El cemento que
unía esta alquimia iconoclasta en una práctica política común era el desafío al
poder de las academias (solo los académicos tenían representación en la
asamblea universitaria) y de los jesuitas (en la universidad continúa
"obrando y mandando y esclavizando el siniestro escuadrón de
Loyola" , La Gaceta Universitaria Nº12, p. 7, 12-8-1918). Así, lo que
comenzó como rebelión con luces de bohemia se convirtió en cuestionamiento de
la hegemonía clerical conservadora.
El 21 de julio de 1918 Córdoba fue sede del
Primer Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios: exigió cogobierno,
cátedras libres, el monopolio universitario del Estado y la supresión de
"toda fórmula pre-establecida de juramento de los egresados".
La condena al militarismo, el apoyo a los obreros, las simpatías con la
revolución rusa, el respaldo a la Asociación Feminista Nacional y la
solidaridad con las minorías perseguidas (matanzas de judíos en Ucrania,
Polonia y Rumania) suponían nuevos temas en la agenda estudiantil que eran el
prefacio de una nueva época. Alguna vez Deodoro Roca, dijo ser parte de una
generación que buscando un "maestro" encontró un
"mundo"; frase que hoy podríamos completar añadiendo que ese
descubrimiento marcó el nacimiento del siglo XX en Córdoba.
2. Enrique Barros
Designación anterior: Comodoro
Moisés Etchegoyen – Av. de la Paz – Teniente General Eduardo Racedo
Nació en Córdoba el 6 de septiembre de 1893 y falleció el 25 de marzo de
1961. Fue el primer presidente de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC)
en 1918 y uno de sus principales gestores, uno de los mas grandes líderes de la
Reforma Universitaria Constituyo con Horacio Valdez e Ismael Bordabehere el
triunvirato estudiantil de autoridades de la Federación Universitaria de Córdoba
de 1918 que asumió la responsabilidad de dirigir una campaña para sostener los
postulados de una Universidad nueva que se reclamaba y que se convirtió en toda
una revolución universitaria que superó las fronteras del país. Después de
terminado sus estudios se traslado a Alemania para realizar su
perfeccionamiento que efectuó especialmente en la Universidad de Friburgo, por
su gestión la Universidad Nacional de Córdoba pudo contar con los primeros
grandes profesores extranjeros que vinieron de visita, como el Doctor Alfonso
Goldsmidt; eminente economista de fama internacional y el no menos destacado
sabio filósofo y fisiólogo Jorge Nicolai.
Su regreso como reformista se detuvo en 1923, la evolución reformista se
había detenido y la reacción amenazaba con sentar sus reales nuevamente en la
Universidad, por eso no pudo incorporarse a su magisterio y se entrego de lleno
a su profesión y a la investigación Enrique Barros era médico clínico y pudo
haber ganado el Premio Nobel por su descubrimiento acerca de la Psitacosis.
Alrededor de 1929 se desencadenó una pandemia de lo que se suponía podía ser
"gripe" o "influenza" ,"neumonía" y hasta
"tifoidea". El brote reapareció en Buenos Aires en 1940. Fue él quien
descubrió que se trataba de una enfermedad transmitida por las aves exóticas
que se había diseminado durante una exposición de pájaros tropicales que había
visitado Córdoba. La verdad es que investigó y escribió por "los
argentinos". Su trabajo de investigación le valió reconocimiento mundial y
fue invitado a exponer en los más acreditados centros médicos de Europa.
Dominaba cuatro idiomas además del castellano: inglés, francés, alemán, y
portugués. Quedó huérfano de padre durante su niñez, por lo que tuvo que
trabajar para costearse los estudios. En la etapa violenta de la lucha de los
estudiantes, un grupo de ultra derecha entró al Hospital de Clínicas, donde él
se desempeñaba como practicante, en horario nocturno y lo atacó con barras de
hierro, envueltas en diarios. Sufrió 16 operaciones que, finalmente, le restauraron
la movilidad del lado derecho de su cuerpo paralizado. Le pusieron una placa de
platino en el cráneo, en una operación extraordinaria para su época. Quedó
rengo pero en pleno uso de sus facultades mentales. Sufrió toda su vida de
crisis cardíacas y fuertes dolores en la pierna. Uno de los atacantes fue a
visitarlo al hospital, a pedirle perdón y él le contestó: “¡Son cosas de
muchachos!”. Barros era alguien de carne y hueso, accesible y paternal y con un
extraordinario sentido del humor. Una guía de conducta. Tenía su consultorio en
calle Ituzaingó. Siempre recibía a los estudiantes, escribía artículos y
discursos a mano, en papel borrador y con birome a veces en lápiz, su
secretaria los pasaba a máquina y se los llevaba a Luis Remonda, director del diario
“La Voz del Interior” o a quien le indicara.
Su sabiduría era inagotable. Tal vez, el recuerdo más importante fue su
famoso discurso "Cachorros de la Reforma", que pronunció el 3 de
octubre de 1958 durante un acto público de la FUC. Lo hizo luego de que el
Congreso Nacional, durante una sesión vergonzosa en la que hasta se llevó a
legisladores en camilla para votar, aprobara la creación de universidades
privadas. Apostado en la escalinata de la base de la estatua de Vélez Sársfield
–que entonces estaba en el centro de la rotonda donde desemboca la avenida del
mismo nombre- se ubicó al orador. Había recibido amenazas de muerte si insistía
en cerrar el acto. Los estudiantes formaron un escudo humano para proteger su
cuerpo. Miles y miles lo rodeaban por todas partes así, pronunció su arenga más
famosa y su herencia a las futuras generaciones, su voz, a veces, se
entrecortaba por la emoción.
Barros llevaba el bolsillo de su chaleco un papel escrito de su puño y
letra, que decía textualmente: "Yo, Enrique Barros, en pleno uso de mis
facultades mentales y sabiéndome aquejado de una dolencia que en cualquier
momento puede hacer crisis, prohíbo que en tal caso, ni vivo ni muerto, llegue
hasta mí un sacerdote de la religión católica apostólica romana, a la que considero
la negación de la doctrina de Cristo." Finalmente, le llegó su hora: murió
de un ataque al corazón en 1961, se cree que fue en su consultorio. Sobre su
escritorio había dejado el borrador, escrito a mano y en lápiz, de su último
artículo: "Eichmann: el gaucho malo de La Pampa". Susana Tampieri,
quien se desempeñó hasta el último de sus días como su secretaria ad honoren
pasó ese artículo a máquina entre irrefrenables sollozos y se lo entregó a
Remonda para su publicación. Ella aún conserva el original.
3. Deodoro Roca
Designación anterior: Teniente
de Navio Jorge Omar Mayol – Coronel Juan Isidro Quezada
Nació en Córdoba el 2 de julio de 1890 y murió el 7 de junio de 1942.
Primó en el la docencia informal, la simpatía, la gracia y el sentido
dionisiaco de la existencia. Pocos políticos tuvieron su claridad y coraje
cívico manteniéndose ajenos a partidos y banderías. Se graduó de abogado y
doctor. Fue uno de los primeros en articular reclamos pedagógicos y administrativos
con la realidad político social argentina. Se lo consideró una cima moral e
intelectual de su época que reaccionaba contra un mundo de oscuras y
contradictorias visiones de una realidad a la que embestía y llevaba por
delante para superarla dialécticamente sin negar su sentido popular. Deodoro
Roca, quien en su momento fuera considerado por Ortega y Gasset como el
argentino más eminente de los que había conocido, según recordaba Manuel
Gálvez, y que para Ezequiel Martínez Estrada fuese el escritor político
argentino más importante del siglo XX. Deodoro fue el redactor del Manifiesto
Liminar de la Reforma, el documento político más trascendente que Argentina
legara al mundo en el siglo XX. Sin embargo, hoy es casi un desconocido en su
tierra. Decía: “No he actuado en la vida pública de mi país desde la angostura
de programas y partidos políticos”, escribió en una nota autobiográfica. “Pero
he hecho, al margen de ellos, y desinteresadamente, una intensa y riesgosa vida
pública. La haré hasta que me muera, porque me interesa hasta la pasión el
destino de la patria y sobre todo el destino del hombre”. Nació en una familia
de la alta sociedad cordobesa, pero fue “un tránsfuga de su clase”, como lo
definiera Gregorio Bermann. Ejerció la abogacía con pasión de artista:"Una
vida en plenitud admite y ennoblece el goce espiritual, y enriquece las
profesiones que, como la abogacía, están constantemente escapándose de la
espiritualidad y cayendo en zonas de decorosa comerciabilidad. Basta para eso
orientarla en el sentido de lucha por la justicia y poner en ella valor,
pulcritud, decoro, y mantener siempre vivo el horror por la estupidez, por la
chabacanería, por el trabajo mal hecho, y por la vulgaridad plebeya y letrada
que es pulmón de acero de nuestra profesión. Entonces la abogacía se aproxima a
las bellas artes. Y sólo aproximándose así a ellas se puede ser un buen
abogado.” En el sótano de su casa de la calle Rivera Indarte recibió entre
tantos otros a Stefan Zweig, el conde Keyserling, José Ortega y Gasset, Raúl Haya
de la Torre, Eugenio d´Ors, Waldo Frank, José Ingenieros, Alfredo Palacios,
Lisandro de la Torre y Rafael Alberti. Su obra escrita, recopilada tras su
muerte (1942), aún tiene vigencia: Las obras y los días (1945), El difícil
tiempo nuevo (1956), Ciencias, maestros y universidades (1959) y Prohibido
prohibir (1972). Hombre de acción, una noche “vistió" las estatuas de
Córdoba, protestando por el retiro de un desnudo del Salón Oficial de pintura.
Más tarde indignado por la indiscriminada poda de árboles de su ciudad, pidió,
desde su columna en “Las Comunas”, la cabeza de los asesinos de árboles:
“Pedimos su cabeza para satisfacer una antigua curiosidad”, decía. “¡Para ver
que tienen dentro!”
Como abogado defendió a innumerables presos políticos, y como periodista
se opuso al fascismo así como también al avance de Gran Bretaña y Estados
Unidos sobre América latina.
Tras su muerte, un joven asmático se mudó a Córdoba por recomendación
médica. Allí, en una ciudad donde estaba vivo el recuerdo de Deodoro, se hizo
muy amigo del hijo de éste, Gustavo, lo que le permitió pasar tardes enteras en
su biblioteca personal. Dos décadas más tarde, Ernesto Guevara también se
convertiría en ejemplo y símbolo de la juventud latinoamericana.
4. Arturo Orgaz
Designación anterior: Capitán
Miguel Alberto Keller – Mayor Francisco de Arteaga
Nació en Córdoba el 4 de junio de 1890, Se recibió en Derecho, en la
Universidad Nacional de Córdoba, pero se especializó en Sociología, en el campo
político representó con seriedad al Partido Socialista como senador provincial,
como candidato a gobernador y a vice-presidente de la República. En su faz de
universitario, su rebeldía y el conocimiento de la injusticia lo llevaron a ser
el estandarte de la Reforma Universitaria, el iniciador, el militante ardoroso
de una causa justa, ingresó en la cátedra universitaria en 1918 como profesor
de Introducción al Derecho y a las Ciencias Sociales y enseñó en esa disciplina
por espacio de casi 30 años, retirándose en 1946, en que decidió abandonar la
cátedra, porque ella se hacía incompatible con la libertad de pensar
En la magistratura fue juez letrado y juez del crimen, donde una vez mas
se pusieron de relieve su rectitud y su inteligencia.
Como escritor nos legó obras de pulida prosa y macizo contenido: “Las
barcas del ensueño”; “De buen Humor”; “Las muchedumbres”; “Cosas de amor”; “En
guerra con los ídolos”; “Estado y fascismo”; “El crimen santo” y muchas mas.
Como orador, fue el mas alto exponente de la oratoria tribunicia en la
provincia de Córdoba. Hecho para la controversia militante, su palabra tenía
extraordinaria flexibilidad y su mente acusaba agudeza de imaginación. Pero en
la faz que merecerá el mas alto respeto de la ciudadanía, es la de civil y
militante en la lucha tenaz en contra de todos los despotismos que han pesado
sobre el mundo y en especial en América Hispánica, la Noble nación de Bélgica
lo distinguió con la condecoración de “Caballero de la Corona de Bélgica” en
reconocimiento de la defensa que hiciera de esta nación al ser invadida
brutalmente, después de haber sido asegurada su neutralidad.
Falleció en Córdoba el 16 de agosto de 1955.
5. Silvia Benjamina Aramayo
Designación anterior:
Brigadier General Miguel Estanislao Soler – Brigadier General Francisco
Fernández De la Cruz
Nació en Salta el 18 de octubre de 1.952.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nacional Nº 93 “Bartolomé
Mitre” de Campo Quijano, pueblo que la vió crecer en sus primeros años como
destacada estudiante, portadora de la bandera de ceremonias.
Con sólo 12 años ingresa al Colegio Nuestra Señora del Huerto de Salta
Capital, donde cursó sus estudios secundarios con excelente promedio,
recibiendo el título de Maestra Normal Nacional.
A los 17 años ingresa a la Facultad de Humanidades de la Universidad
Nacional de Salta, en la carrera de Historia.
Su ímpetu, inteligencia y dedicación al estudio, le posibilitó en marzo
de 1.976, recibir el título de Profesora de Historia, con sólo 24 años.
El gran espíritu de servicio y su formación académica le permitió desempeñarse
como maestra en diferentes escuelas de la zona rural y de Salta Capital,
brindando cariño, contención y enseñanzas a muchos niños de hogares humildes.
Luchadora incansable de la educación pública y gratuita, dedicó horas de
labor ad-honorem en escuelas, centros vecinales y hogares de niños.
Se desempeñó como Auxiliar Docente del Departamento de Humanidades de la
Universidad Nacional de Salta, en la asignatura Introducción a la Historia; en
los cursos para adultos mayores de 25 años y en el Año Básico Común. También
fue designada Auxiliar de la Dirección General de Obras y Servicios de la misma
Universidad. Desde esos cargos formó parte del equipo de trabajo del Dr. Holver
Martínez Borelli, aportando juventud, inteligencia y vocación de servicio.
Silvia Aramayo perteneció a una generación de jóvenes que luchaban por
un sueño, el de un país donde prime la igualdad, la solidaridad y la justicia,
dedicando todos los años de su juventud al estudio, el trabajo y a la lucha por
la educación pública y los derechos humanos.
Fue cesanteada el 3 de mayo de 1.976 de todos los cargos que revistaba,
por Resolución Nº 77-DI-76 de la intervención militar en la Universidad.
El 24 de septiembre de 1976, fue vilmente sacada de su hogar, en las
penumbras de la noche, pasando así a formar parte de la lista de los más de los
treinta mil desaparecidos de nuestro país.
6. Gumersindo Sayago
Designación anterior: Jorge
Newbery
Nació en Santiago del Estero el 10 de diciembre de 1893 y falleció en
1959, hijo del ex diputado provincial y profesor del Colegio Nacional de
Santiago del Estero D. Gumersindo Sayago y de doña Rosario Gallardo.
Una vez terminada su formación escolar y secundaria se traslado a Bs.
As. Para iniciar sus estudios de medicina, durante su vida en la capital vivió
muy pobre. Debió trabajar y lo hizo en la farmacia del Hospital Fernández. Se
distinguió enseguida como alumno brillante, pero le ocurrió lo mismo que a muchos
llegados del interior: enfermó de tuberculosis y entonces encaminó sus pasos
hacia la serranía cordobesa en busca de la curación.
No cabe duda que la enfermedad que padeció lo oriento a dedicarse a la
especialidad. Una vez mejorado, se dirigió a Córdoba ingresando en la Facultad
de Medicina donde también se destacó por el brillo de su inteligencia.
Sayago fue motor y nervio del movimiento que dio origen a la Reforma
Universitaria de 1918, del cual dijo: “Y son aquellos días ya lejanos de mi
actuación estudiantil en el año 18, llenos de fe y esperanza, los que
representan para mi el mayor blasón de mi vida universitaria. En ellos se trazó
un sendero de rectitud, de libertad y de justicia social, por el que siempre
seguí afanosamente. Con una honda fe en esos principios, me inauguré en la
tarea de enseñar, valorando lo más exactamente que me fue posible, como la
libertad para enseñar y para aprender surge la más perfecta compenetración
entre maestro y discípulo”. En esa época fue delegado por la Federación Universitaria
de Córdoba al Primer Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios que
trabajó en esa ciudad en julio de 1918, entre los votos de ese congreso de
estudiantes se aprobó uno propuesto por Sayago que decía: “Que es urgente que
la federación universitaria argentina se imponga el estudio de la Casa del
Estudiante tuberculoso, para lo cual es menester se pida al Congreso Nacional
incluya una partida en el presupuesto para su sostenimiento...” Ya se definía
aquí el tisiólogo con visión social. Veinte años mas tarde, al inaugurar su
cátedra de tisiología, desarrolló el tema social de la tuberculosis con gran
extensión.
Por sus clasificaciones fue entonces practicante del Hospital Nacional
de Clínicas y obtuvo su título de doctor en medicina el 16 de abril de 1919.
Con el premio José M. Álvarez al mejor trabajo de higiene por su obra “La
tuberculosis en la provincia de Córdoba” obtenido en 1920, inicia su carrera
ascendente. Trabajó durante los años 1919 al 21, como médico del Dispensario de
Tuberculosis “Transito Cáceres de Allende” y al mismo tiempo inició su
actividad docente como adscripto a la cátedra de clínica epidemiológica.
El Hospital Tránsito Cáceres de Allende nació en 1921 por el
reconocimiento de la Sociedad cordobesa hacia doña Tránsito Cáceres de Allende
que dedicó sus afanes en defensa de los enfermos tuberculosos. La piedra
fundamental se colocó en 1917 y en 1919 funcionaba ya un dispensario para
atender a los enfermos ambulatorios mientras se encaraba la construcción del
asilo hospital que fue inaugurado finalmente el 19 de junio de 1921. Allí lo
vemos a Sayago iniciando su obra titánica de maestro, que al principio pocos lo
siguieron ya que era hasta materialmente difícil llegar al Hospital, había que
saltar fosos y escalar barrancas, pero así y todo Gumersindo Sayago llegaba por
la mañana al hospital en un coche de plaza acompañado de sus primeros
discípulos que fueron los amigos de toda su vida: Villafañe Lastra, Jorge
Orgaz, Domingo Cabrera. Poco a poco la obra se agiganta y nace la Escuela
Tisiológica que en el órden de acontecimientos progresivos tiene dos jalones de
importancia: El primero es el reconocimiento por parte de de la Universidad de
la obra del maestro con la creación del Instituto de Tisiología de la
Universidad de Córdoba, el segundo el la creación de la Primera Cátedra
Argentina de Tisiología que él inauguró el 19 de abril de 1938. Gumersindo
Sayago transitó una intensa vida médica, ocupó diversos cargos y obtuvo
numerosos honores dispensados por instituciones médicas, nacionales y
mundiales. Impresionaba por su sabiduría, su gesto amplio y su elocuencia, era
de personalidad fuerte y decidida, ni los males físicos que le atacaron ni los
golpes morales que sufrió fueron capaces de doblegar su estirpe de luchador
infatigable.
Su humanidad lo llevó a estudiar e interesarse por todos los problemas
que atañen al hombre, como la libertad, el arte, su tierra santiagueña, el
trabajo, la paz, el panamericanismo y en definitiva, la vida.
7. Gergina Droz
Designación anterior: Coronel
Manuel Rojas – Coronel Mayor Federico de Brandsen
Nació en
Santa Fe el 26 de junio de 1941. Cursó estudios universitarios en la
Universidad Nacional del Litoral alcanzando el título de Profesora de Educación
Media (Secundaria, Especial y Técnica en el año 1967.
Desde 1969
integró el equipo de Investigación de Paulo Freire en México, realizando
trabajos sobre Concientización y Alfabetización teniendo como sede el Instituto
de Proyección Cultural y Politécnico de México. En este país obtuvo una Beca
para continuar sus estudios en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en
la Universidad Autónoma de México obteniendo el título de Maestra en Ciencias
Sociales en 1970. Durante su permanencia en México, dictó numerosas cursos y
conferencias vinculadas a la educación popular en América Latina y el método de
Freire sobre la concientización y la alfabetización.
A su retorno
a la Argentina se desempeñó como Profesora en Investigación Pedagógicas en el
Instituto Superior Docente de la ciudad de Santa Fe (1972) y como Asesora
Pedagógica de la Subsecretaria del Ministerio de Educación y Bienestar Social
de la Provincia de Entre Ríos (1972)
El 1 de mayo
de 1973 fue contratada por la Universidad Nacional de Salta para desempeñarse
como docente del Departamento de Ciencias de la Educación en la categoría de
Profesora Asociada con dedicación exclusiva para dictar cursos sobre Ecuación
Permanente y formar un grupo de docentes para el área, además de organizar un
Programa de Educación Permanente dentro del departamento de Ciencias de la
Educación para la acción directa en el medio con participación de egresados y
alumnos de posgrado.
El contrato
se extendía por un año con posibilidades de prorroga por otro año más, en esa
condición se desempeñaba cuando fue cesanteada por resolución del Rector
interventor en diciembre de 1974.
Encontrándose
detenida en el Penal de Villas las Rosas fue retirada por la fuerza por
personal militar junto a otros detenidos que luego fueron ejecutados en la
Masacre de Palomitas el 6 de julio de 1976, cuyos cuerpos fueron entregados a
sus familiares o encontrados en diversas circunstancias. De Georgina Graciela
Droz, de 35 años al momento de su desaparición, no se tiene novedades,
constituyendo una de las miles de personas que fueron víctimas del Terrorismo
de Estado que todavía esperan Justicia.
8. Avda. Holver Martínez
Borelli
Designación anterior: Avda.
Batalla de Salta
El Dr. Holver Martínez Borelli se destacó por su
amplia trayectoria como Docente y Rector de la Universidad Nacional de Salta,
habiendo incursionado en el campo de la poesía con su pensamiento comprometido
con la causa del pueblo.
Por Res. Nº 183/73 de fecha 08/05/1.973, el Dr. Holver
Martínez Borelli fue designado Rector Organizador de la Universidad Nacional de
Salta.
Fue su preocupación hacer de la Universidad Nacional
de Salta un ámbito donde los saberes confluyeran y se construyeran desde el
pueblo y para el pueblo; un sitio donde se hermanaran los jóvenes venidos de
las fronteras; un espacio crítico donde la inteligencia, la imaginación, la
sensibilidad y el sueño de una sociedad justa y solidaria se dieran la mano.
La creación
de la Universidad Nacional de Salta acontece en ese momento de efervescencia
democrática como corolario jubiloso de los años previos en los que
funcionaban algunas carreras
dependientes, académica y administrativamente, de la Universidad Nacional de
Tucumán.
Nace inmersa
en un conflictivo proceso político que se pensaba como el fin de las dictaduras
militares, la recuperación de los partidos políticos, la normalización
institucional, la centralidad del pueblo como destinatario de los mensajes y
las acciones políticas.
El “hacer” es
la vocación y la marca que imprimen al proyecto inicial el grupo de docentes,
alumnos y administrativos que concretan la tarea de fundar. Todos sus aspectos
están impregnados del ideario del momento. La figura del Dr. Holver Martínez
Borelli designado como primer Rector Interventor, resume el saber, la voluntad
y la imaginación puestas a trabajar en
la digna tarea de anunciar y afirmar en esta región el nacimiento de una universidad pública. Los
actos básicos de fundación, con larga tradición desde el origen de las
universidades en Occidente, se cumplen marcando el pasaje de lo imaginado a lo
materializado a través de la
consolidación de una iconografía
Las Bases fundacionales exaltan
la vinculación social de las acciones de formación y el perfil de los
profesionales que se gradúen en ella. Las voluntades e idealismos
contestatarios se traducen en la revalorización de la pertenencia a un horizonte
cultural cuyas raíces pertenecen a los pueblos originarios de América Latina y
la singularización de su propuesta académica teniendo en cuenta el desarrollo
de la región y la promoción de las personas que la habitan.
Durante la gestión de Martínez Borelli se
impulsó la creación del escudo que identifica a la Universidad Nacional de
Salta, en el que se adopta como lema de la Universidad “MI SABIDURÍA VIENE DE
ESTA TIERRA”, de la que Martínez Borelli es coautor junto a Manuel J. Castilla.
El rito
fundacional no descuida ninguno de los elementos emblemáticos del momento germinal: la Universidad debe tener un escudo
que subsuma las claves de su origen y destino. Se convocó la comunidad
artística de Salta a través de un concurso público para que proponga diseños.
Este gesto inclusivo se tradujo en la selección de una pieza que no sólo es
celebración del don de creadores de esta tierra sino que tiene el mérito de
ensamblar los signos que mejor comunican la necesidad de decir “esto soy”. Los
pictogramas ancestrales revisitados por Osvaldo Juane alineando los diversos
paisajes de la provincia y el verso sentencioso, austero de Manuel J. Castilla
proclamando el origen del saber se ofrecen como medio de revelación de la
identidad con que se nace.
La primera fórmula de juramento en tanto formación
discursiva inaugural constituye, igualmente, un espacio demarcado claramente
con palabras de significados netos que inscriben el proyecto institucional en
un concreto núcleo ideológico y político, en ese definido marco histórico y
cultural del país y, en cierto sentido también del mundo. Sin dudas, hoy
podemos leerla como un testimonio de su
tiempo: la década del ´70.
Se construyó como instancia de comunicación plena
aglutinadora de las razones particulares e institucionales que potencian el
sentido de alcanzar una meta. El segundo
considerando de la Resolución establecía, precisamente, su función de
“síntesis de la filosofía que orienta los fines y objetivos de la Universidad”.
Se destacaba en
ese diseño el otorgamiento, equitativo y alternado, de la palabra tanto a la
autoridad que tomaba el juramento como al graduado que lo prestaba. Quedaban
establecidas, intervenciones bien organizadas y fortalecidas por el uso de la
primera persona en los parlamentos de cada enunciador. Las dos voces así dispuestas actualizaban un
diálogo, un intercambio que hacía
circular las palabras en un juego de
nominación de acciones que se proclamaban desde un yo protagónico, con un
compromiso definido y particular. Esta modalidad de producción y reconocimiento
de un discurso impactaba a la vez en el plano de las representaciones
institucionales porque sostenía la escenificación de una concepción de
autoridad y de participación en la comunidad universitaria.
Es clara la
isotopía que se diseñaba, en torno a fuertes nudos semánticos, en los
enunciados correspondientes tanto al Rector como al graduado:
“…su
incorporación al Proceso de Liberación Nacional propuesto por nuestro pueblo y
asumido por esta casa de estudios…”
“…la
comunidad a la que deberá servir…”
“ejercicio
de la profesión… al servicio de la justicia social y del Proceso de Liberación
Nacional, Regional y Latinoamericano…”
“ …
respetando y haciendo respetar la Constitución Nacional…”
“…luchar… por
la unidad de nuestro pueblo y demás pueblos hermanos…”
La fuerza
cohesiva de estos elementos planteaba la dimensión ideológica de los actos
institucionales en este período crucial. No era una fórmula aséptica,
burocrática; por el contrario, configuraba
otro ángulo de resonancia del programa de acción elegido.
La dimensión
ética es, igualmente, una cuestión central. Hay algo muy poderoso en invocar y
cifrar la condición de construcción colectiva como razón de la profesionalización; se le decía
enfáticamente al graduado:
“…
usted ha conseguido con su trabajo, con la dedicación de sus profesores y el
esfuerzo de la comunidad…”.
Una de las
derivaciones esenciales de esta significación de “estudio” y de “saber” es la
conducta que genera:
“… leal desempeño de la profesión… ”
“… defensa de
la verdad y la justicia…”
“… respeto por la Constitución Nacional…”
“…
trabajar por la paz y la unidad del pueblo…”
“…
anteponer el sentido de solidaridad a todo afán de lucro o prestigio
profesional…”
La
puesta en marcha de una universidad pública en esa circunstancia demandaba
llenar con un contenido específico ese surco primero. La enunciación de
principios trascendentes partiendo de la realidad local y próxima, la
generación de una práctica institucional apoyada en docentes e investigadores
que sean a su vez expresión del intelectual crítico y en estudiantes
comprometidos, tenía como base la idea y convicción de que “toda existencia
individual tenía sentido en tanto se entregaba a una praxis de transformación
colectiva, la justificación profunda de una vida radicada en volcarse a una
verdad que la trascendía, que la arrancaba de su mera individualidad y la
mixturaba con la Historia.” (Feinmann:1998; 69)
En Agosto de 1978 moría en el exilio, el poeta que en
Salta condensó todas las búsquedas, hallazgos, sueños y visiones de toda una
generación.
9. Gregorio Bergman
Designación anterior: Teniente
Mario César Azúa
La conciencia aguda de Gregorio Bermann expresaba: "no conozco
ocupación más digna que la dedicación de un psiquiatra, de un médico o de un
hombre que da lucha esclarecida y denodada por la salud mental del pueblo de
nuestro continente." Y agregaba: "ser persona ahora en nuestro país
implica la capacidad de desadaptarse, de abandonar los estereotipos, vencer la
rutina, para responder a los cambios necesarios y urgentes, no solo en el orden
individual y normativo naturalmente, sino también en las estructuras que
condicionan los pensamientos y reacciones personales. La salud mental consiste
entonces, en el coraje de modificarse a si mismo en la medida necesaria, en
crear nuevas formas de convivencia, en el no conformismo, en una rebelión
constructiva..."
Fue un joven dotado intelectualmente, espigado y airoso, nacido en
Buenos Aires en el seno de la pequeña burguesía judía proviniente de Europa
Oriental, de cuyos prejuicios y creencias supo tomar precozmente distancia
espiritual, aunque recogiera lo mejor de su herencia. Pero no basta, hay que
ubicarlo en el clima intelectual y cívico de las primeras décadas del siglo
pasado, en el Buenos Aires que se enriquece con lo mejor del aporte finesecular
y la emigración europea, se abre al sufragio universal y se estremece
hondamente ante la Primera Guerra Mundial. El camino abierto por el hermano
mayor y la influencia de grandes maestros: Telémaco Susini, Alejandro Korn,
José Ingenieros, maestros gigantes en un país casi desértico. Los tres, es
lógico, adhirieron a la Reforma Universitaria, la que Bermann protagonizó de
manera destacada como Presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires
(promueve luego la fundación de la F.U. Argentina a fines de 1918).
Su trayectoria psiquiátrica surge de su honda vocación médica y de su
preocupación por el conocimiento del enfermo, por superar el criterio
anquilosado de aquella medicina que sólo ve al paciente como un conjunto de
órganos, por su convicción de que para conocer "a nuestros semejantes es
necesario seguirlos en sus condiciones de vida, en el medio en que fueron
engendrados y en el que después se han desarrollado, en su hogar, escuela,
comunidad; en la familia que han constituido, en el trabajo, en la plena
realidad del grupo colectivo y nacional al que pertenecen y del que forman
parte, en el mundo y la época en que están inmersos." Largo y casi
imposible, hacer el análisis de los casi 400 libros, trabajos, ponencias,
relatos a congresos y reuniones médicas, conferencias publicadas que elaboró
desde sus años juveniles en el Hospicio de la Merced. Pero subrayaremos algunos
como el estudio realizado en 1919 sobre "La parálisis general progresiva
en la Argentina", modelo aun hoy de estudio epidemiológico o el libro
"Toxicomanías", publicado en 1962. Desde 1920 inicia su frecuentación
de Freud, al que leía en su idioma original. Entre 1934 y 36 publica y dirige
con Emilio Pizarro Crespo, la revista psicoterapia, primera sobre el tema en el
país. En 1934 publica el estudios sobre "Loa menores abandonados y
delincuentes en Córdoba". En 1936 organiza y costea la Misión Médica
Argentina, que va a colaborar con acciones de medicina y psiquiatría de guerra
en la lucha de la República española contra el franquismo. Después describe
esta experiencia en el libro "Las neurosis en la guerra"
Su desempeño en la Universidad Nacional de Córdoba y en la Cátedra de
Medicina Legal (1921-1936), significó una lucha denodada y constante, imposible
de describir. Infatigable propulsor de asociaciones científicas y
profesionales, también funda y dirige desde 1951 la Revista Latinoamericana de
Psiquiatría, da comienzo a las jornadas y congresos de psiquiatría que dieron
origen a la Federación Argentina de Psiquiatría y promueve la fundación de la
Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL). Viajero permanente e inquieto
recreó los fundamentos de la sociopsiquiatría y estimulo el desarrollo de la
psiquiatría comparada. Designado por las Naciones Unidas es uno de los
fundadores en París, en 1946, de la Organización Mundial de la Salud.
10. Alfredo Palacios
Designación anterior:
Vicealmirante Hermes José Quijada
Alfredo Lorenzo Palacios, Nació en Bueno Aires el 10 de agosto de 1880,
murió en Buenos Aires en 1965. Alfredo Palacios fue el primer diputado de
extracción socialista que hubo en el Parlamento argentino y en toda América, y
un hombre público de los más destacados durante el segundo cuarto del siglo XX.
Además, fue un gran jurisconsulto, Presidente de la Universidad Nacional de La
Plata, y un serio impulsor del Reformismo Universitario. Estudió Derecho en la
Universidad de Buenos Aires, y una vez, recibido fue docente de diversas
materias relacionadas con el derecho laboral y general.
Junto a, por ejemplo, José Ingenieros, Palacios adhirió, desde muy
joven, al Partido Socialista, que había creado Juan B. Justo en los últimos
años del siglo XIX.
En 1904, fue elegido diputado por la Capital Federal y se convirtió en
el primer legislador de extracción socialista del país. Luego, fue reelegido
por varios periodos, e incluso, llegó a ser Senador Nacional. Orador encendido,
Palacios se destacó por sus discursos combativos y por la vehemencia con las
que expresaba sus convicciones. Fue, según algunos de sus biógrafos, “el más
nacionalista de los socialistas", e impulsó, desde su cargo de legislador,
distintas leyes acerca del derecho laboral, el cuidado de la niñez y los
derechos de la mujer. Además, intentó siempre que la actividad política
estuviera regida por la honestidad y la ética.
A la par, desarrolló su carrera como jurisconsulto, y como gestor de la
educación. En 1925, Palacios fue elegido decano de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de La Plata. En 1930, fue designado decano de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. En ambos cargos, se preocupó por
establecer vínculos con otras facultades de Latinoamérica, en especial, para
impulsar una reforma de los planes de estudio y de los métodos pedagógicos. En
este sentido, no sólo había apoyado con pasión la Reforma Universitaria de
1918, sino que también había tratado de extenderla a toda Sud América. Solía
decir a sus alumnos que: "La abogacía no es aprendizaje de trampas; a los
jóvenes debe hacérseles amar a la justicia, sostén de los débiles, estímulo de
los fuertes, base de la moral y fundamento de la patria"
En 1941, y a propuesta de los estudiantes, Palacios fue elegido
Presidente de la Universidad de La Plata. Renunció tres años después, en
ocasión de un golpe de estado. Palacios denunció el golpe, en discursos y
artículos periodísticos que trascendieron los límites del país, y fueron
seguidos con atención incluso en Europa. Desde allí, le llegaron numerosas
adhesiones de grandes personalidades, por ejemplo, la de Albert Einstein.
Desde entonces, Palacios se opuso decididamente al peronismo, lo cual le
valió persecuciones, el exilio y la cárcel. En 1955, cuando la Revolución
Libertadora derrocó al gobierno de Perón, fue nombrado embajador en el Uruguay,
y, dos años después, integró la Convención Constituyente, que debía reformar la
Constitución Nacional.
Esta trayectoria académica y política le valió el más generalizado reconocimiento
de la comunidad universitaria sudamericana: fue profesor honorario de la
Universidad de San Marcos de Lima, doctor honoris causa de la universidades de
Río de Janeiro, Lima, Arequipa, Cuzco, La Paz, México y Buenos Aires, e
invitado de honor en otras tantas universidades de la región.
Produjo numerosas obras escritas, como: "Por las mujeres y los
niños que trabajan” ,“La justicia en el ejército”, “La fatiga y sus
proyecciones sociales”, “La universidad nueva”, “Universidad y democracia”,
“Derecho de asilo”, “Enseñanza secundaria”, “El socialismo argentino y las
reformas penales”, “En defensa de las instituciones libres”, “El delito de
opinión y la tradición argentina”, “La misión de la Universidad”, “Esteban
Echeverría, albacea del pensamiento de Mayo”, “Estadistas y poetas”, “La
justicia social”, “Petróleo, monografías y latifundios”, entre muchas otras.
11. Saul Taborda
Designación anterior: Fragata
Sarmiento
Nació el 2 de noviembre de 1885 en “Chañar Ladeado” Hizo el secundario
en Rosario, allí será condiscípulo de Amadeo Sabattini, Florentino Sanguinetti
y de Enzo Bordabehere. Estudió Derecho en la Plata y Santa Fe Graduado de
Doctor en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad del Litoral, en 1913,
dirigió altos institutos educativos en Córdoba y La Plata, fue escritor, poeta,
comediógrafo, traductor literario, ensayista; abordó con profundidad y rigor
temas de pedagogía, psicología, sociología filosofía y urbanismo.
El aporte de Taborda a la Reforma comenzó incluso antes de su estallido,
ya que el fue junto con Deodoro Roca, principalmente uno de sus mas firmes y
decididos gestores, cuando la insurgencia juvenil se produjo en el ‘18 contaba
con 33 años, participó activamente de la toma del Rectorado el 15 de junio de
1918, pero fue prudente, tomando la prudencia como virtud cívica y respetuoso
de las ideas ajenas, lo demostró cuando le paró la mano a Juan Filloy, que
intentaba arrebatar el cuadro del Obispo Trejo, en el Salón de Grados, en plena
revuelta estudiantil diciéndole: “No sean bárbaros, ésa es una obra de arte;
dejenló tranquilo al fraile”, no solo ese día Saúl Taborda apareció como uno de
los principales oradores, los subsiguiente lo hizo en el salón de “Unione e
Fratellanza” o en la Plaza San Martín, en el centro de Córdoba, por entonces
había sido propuesto por los estudiantes como profesor de la “Universidad
Libre” paralela que la Federación Universitaria de Córdoba (F.U.C.) había
decidido fundar en ocasión del 15 de Junio.
Para esta fecha aparecía en Córdoba su libro Reflexiones sobre el ideal
político de América, de la que Osvaldo Magnasco dijera que “América no contaba
desde hace un cuarto de siglo con una obra de tal envergadura, trascendencia y
significado histórico” obra de maduro vuelo intelectual, que consagra a la “Política
Docente” un ponderado análisis, que se detiene particularmente sobre la
Universidad, en la que ve los signos característicos de la estructura social
vigente: las universidades antiguas –concluye sentenciosamente su meditado
trabajo- enseñaba el “derecho” del rey y de la iglesia; las de hogaño enseñan
los “derechos” de una clase; ¿cuándo vendrán las que enseñen los derechos del
pueblo?”
Falleció el 2 de Junio de 1944 y sus restos descansan en el
cementerio de Unquillo, la lápida de su sepulcro resume lacónicamente el
sentido de su existencia: “Saúl Alejandro
Taborda. Vivió y pensó para su tierra”
12. Laudino Márquez
Designación anterior: Coronel
de Marina Leonardo Rosales – Vicealmirante Emilio Rodolfo Berisso – Teniente
Juan Carlos Gabande – Capitan Esteban de Luca
Nació
en el Ingenio Ledesma y egresó del Colegio Belgrano, como bachiller y a los 17
años se interesó por la actividad política, su carácter alegre y movedizo lo
pintaban de lleno como un simpático muchacho de pueblo siempre dispuesto a dar
su opinión y sus puntos de vistas por más autoritarismo que se le pusiera
adelante. Así plasmó su carácter fuerte y decisivo que pronto trasuntó en su
futuro dirigente de diversos grupos juveniles en los que actuó infatigablemente
hasta que lo sorprendió una muerte injusta. Injusta que le toco sin aviso a los
24 años en plena juventud fogosa en ideales y en acción.
A
los 18 años, Laudino Márquez participó de asambleas en la Universidad Nacional
de Tucumán, observándose en el a uno de los que no da tregua. En 1965, un año
más tarde, fue secretario del Senador radical por Salta, Martínez Saravia, en
el Senado Nacional.
Además,
Laudino Márquez es socio fundador del Ateneo Universitario de Salta, defendió
con ahínco los postulados de la Reforma Universitaria de 1918 y fue un luchador
contra la intervención de las Universidades Nacionales. Fue presidente del
Ateneo Universitario durante 1971, año en el que desarrolló intensas
actividades. En abril de ese mismo año condujo una delegación de treinta estudiantes
de derecho a rendir en Tucumán.
Como
dirigente estudiantil participó activamente en los inicios de las luchas por la
creación de la Universidad Nacional de Salta, objetivo que se plasmó sin su
presencia física.
Recordar
a Laudino Márquez es hablar de un joven puro, luchador infatigable que será
siempre ejemplo de las nuevas generaciones no comprometidas nada mas que con
los ideales libres.
13. Víctor Haya de la Torre
Designación anterior:
Contralmirante Francisco José Seguí – Almirante Manuel Domecq García - General Román Antonio Deheza – General de
Brigada Juan Gregorio Lemos
Victor Raul Haya de la Torre nació en la ciudad de Trujillo en el norte
del Perú un 22 de febrero de 1895. Desde muy joven mostró inquietud por la
problemática social, así desde estudiante asumió el rol de dirigente. Más tarde
ya universitario su inclinación intelectual lo lleva a formar parte del
legendario grupo La Bohemia, donde entonces destacaba César Vallejo. El poeta
cultivó entrañable amistad con el joven Haya. Más tarde, le tocaría justamente
al gran poeta vaticinar el destino de Haya de la Torre, "yo profeta brindo
por este pichón de cóndor, yo profeta, anuncio que volará alto y será grande,
grande...",serían sus célebres palabras.
El joven Haya se traslada a Lima para continuar sus estudios de
jurisprudencia y ciencias políticas. Es elegido presidente de la Federación de
Estudiantes del Perú, viaja por el interior del país. Como líder, Haya agita
las banderas de la reforma universitaria, impulsa la creación de universidades
populares (de educación obrera) denominadas Gonzales Prada y se aboca a
comprometer al estudiantado con las luchas obreras, edita la revista CLARIDAD
con el insigne José Carlos Mariátegui. En octubre de 1923 es apresado y
deportado, no pudo regresar al Perú hasta 1931. Viaja por gran parte de América
Latina: México, Argentina, Chile, Nicaragua, Cuba, Panamá, El Salvador y luego
parte a Europa. El siete de mayo de 1924 Haya entrega la bandera indoamericana.
Este es el punto de partida para la formación del APRA, Alianza Popular
Revolucionaria Americana.
Más tarde tras haber trabajado al lado de José Vasconcelos viaja a
Europa. Visita Rusia para estudiar de cerca su revolución, luego a Suiza,
Italia y Francia. En 1925 es estudiante en The London School of economics y
después en Oxford en Inglaterra. En 1926 J.C. Mariátegui funda la revista
AMAUTA, en la cual Haya escribe importantes artículos de la doctrina que el
denominó aprismo.
Entre 1954 y 1961 Haya de la Torre viaja extensamente por América, Asia
y Europa. Escribe intensamente, participa en conferencias internacionales,
dicta charlas en universidades. Es declarado huésped de honor por los gobiernos
de México, Uruguay, Puerto Rico, Yugoslavia, Islandia, India, Israel, entre
otros. Se interesa mucho por el cooperativismo nórdico, la industrialización de
Taiwán, los kibbutz de Israel, el no-alineamiento de Nehru y la formación de la
entonces Comunidad Económica Europea. Sus libros Mensaje de la Europa Nórdica,
Toynbee Frente a los Panoramas de la Historia y 30 Años de Aprismo, reflejan el
enriquecimiento ideológico alcanzado entonces. En 1962, se postula a la
presidencia del Perú, queda en segundo lugar detrás de Fernando Belaúnde Terry,
pero al no tener la mayoría necesaria, el congreso debería elegir al nuevo
presidente entre los dos. Había ganado consenso la convicción de un fraude
electoral. El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas exigió al Jurado Nacional
de Elecciones que anulara los comicios, pero éste se negó, en respuesta los
militares tomaron el poder y se convocó a nuevas elecciones para 1963, donde
vencería Belaúnde, quien a su vez, sería derrocado por el General Juan Velasco
Alvarado en 1968. Entre 1965 y 1978 Haya sale del país sólo en dos ocasiones,
ambas rumbo a Venezuela. En 1976 como invitado de honor a la cita de partidos
políticos de Europa y América latina. La segunda en 1977 para recibir la máxima
condecoración de la nación otorgada por el entonces presidente constitucional
de Venezuela.
En enero de 1979 su salud decae notablemente. Es obligado a permanecer
en su vivienda de Villa Mercedes (hoy convertido en museo). Firmó la nueva
Carta Magna el 12 de Julio. Falleció el 2 de agosto de 1979. Su cuerpo fue
conducido por una conmovedora procesión de peruanos en llanto, a lo largo de 560
kilómetros de trayecto desde Lima hasta su Trujillo natal. Allí fueron
sepultados sus restos en una tumba en cuya losa custodiada por una enorme
piedra en forma de cóndor en vuelo- se lee " Aquí yace la luz".
14. Avda. José Mariategui
Designación
anterior: Avda. 17 de Junio
José Carlos Mariátegui nació en Moquegua, Perú, el 16 de julio de 1894.
A partir de 1914 trabajó como redactor en el periódico La Prensa y colaboró en
otros más. Cultivó varios géneros literarios y en 1919 creó el diario La Razón
desde donde apoyo la Reforma Universitaria de 1918 y las luchas obreras.
Viajó por Europa gracias a una beca y regresó a Perú en marzo de 1923.
Colaboró en diversos diarios y ejerció como profesor en la Universidad Popular
González Prada. En 1924, debido a una antigua lesión, le fue amputada una
pierna
Fundó la revista Amauta en 1926 y sufrió cárceles y prisión domiciliaria
en 1927 durante el proceso contra los comunistas. En 1928 rompió con el APRA,
fundó el Partido Socialista, la revista proletaria Labor y publicó sus Siete
ensayos de interpretación de la realidad peruana. Un año más tarde, fundó la
Confederación de Trabajadores de Perú. Murió en Lima el 16 de abril de 1930.
Según una auto biografía decía: “Aunque soy un escritor muy poco
autobiográfico, le daré yo mismo algunos datos sumarios. Nací en el 94. A los
14 años entré de alcanza-rejones en periódico. Hasta 1919 trabajé en el
diarismo, primero en "La Prensa", luego en "El Tiempo",
finalmente en "La Razón". En este último diario patrocinamos la reforma
universitaria. Desde 1918, nauseado de política criolla me orienté
resueltamente hacia el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de
literato inficionado de decadentismo y bizantinismo finiseculares, en pleno
apogeo.De fines de 1919 a mediados de 1923 viajé por Europa. Residí más de dos
años en Italia. donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve por Francia,
Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi hijo me impidieron llegar a
Rusia. Desde Europa me concerté con algunos peruanos para la acción socialista.
Mis artículos de esa época señalan estas estaciones de mi orientación
socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la
Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué
la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad
nacional, conforme al método marxista. En 1924 estuve, como ya lo he contado, a
punto de perder la vida. Perdí una pierna y me quedé muy delicado. Habría
seguramente ya curado del todo con una existencia reposada. Pero ni mi pobreza
ni mi inquietud espiritual me lo consienten. No he publicado más libros que el
que Ud. conoce. Tengo listos dos y en proyecto otros dos. He aquí mi vida en
pocas palabras. No creo que valga la pena hacerla notoria; pero no puedo
rehusarle los datos que Ud. me pide. Me olvidaba: soy un autodidacta.
Me matriculé una vez en letras en Lima, pero con el
solo interés de seguir el curso de latín de un agustino erudito. Y en Europa
frecuenté algunos cursos libremente, pero sin decidirme nunca a perder mi
carácter extra-universitario y tal vez, si hasta anti-universitario. En 1925 la
Federación de Estudiantes me propuso a la Universidad como catedrático en la
materia de mi competencia; pero la mala voluntad del Rector y, seguramente, mi
estado de salud, frustraron esta iniciativa.”
De la carta de fecha 10 de enero de 1927, enviada por José Carlos
Mariátegui al escritor Enrique Espinoza (Samuel Glusberg), director de la
revista La Vida Literaria, editada en Buenos Aires. Se publico la carta en su
número del mes de mayo de 1930, en homenaje al recien fallecido Mariátegui.
15. Julio Mella
Calle sin nombre - Bº Leopoldo
Lugones
Julio Antonio Mella 1903 - 1929, nació en la Ciudad de la Habana, el 25
de marzo de 1903. Estudió la primera enseñanza en los Estados Unidos. De
regreso a Cuba hizo el bachillerato. En 1921 ingresó en las facultades de
Derecho y, Filosofía y Letras de la Universidad de la Habana. En Mella se
verifica puntualmente de forma singular, algo que constituye una regularidad
del pensamiento cubano en este siglo: la asunción del marxismo y el leninismo a
partir de una inicial formación que se alimenta del pensamiento martiano y de
la tradición de lucha del pueblo cubano. Desde los primeros momentos comprendió
la necesidad de rescatar las raíces de esa tradición histórica,
fundamentalmente el ideario democrático, revolucionario, antiimperialista y
nacional liberador, de José Martí.
En 1923 encabezó la reforma universitaria y fundó la Federación de
Estudiantes Universitarios (FEU), así como la revista “Juventud”. Creó la
Universidad Popular José Martí, institución paralela a la universidad formal,
la que tuvo el papel de propagar la cultura libre, "no la hipócrita y
oficial" a sectores imposibilitados de acudir a la Universidad por
requisitos meramente económicos, como es el caso de los obreros. En 1925
publicó su trabajo “Cuba”, un pueblo que jamás ha sido libre. Ese mismo año
creó junto a otros revolucionarios “La Liga Antiimperialista de la América”. El
consejo de disciplina de la Universidad ordenó su expulsión temporal del
centro. Mella envió a las autoridades su enérgica protesta. El 27 de noviembre
fue detenido por la policía de la dictadura de Machado y enviado a la cárcel.
Entonces sostendría su histórica huelga de hambre. En enero de 1926 parte en
exilio hacia México. Publicó sus Glosas al pensamiento de José Martí. En 1927
asistió al Congreso Mundial contra la Opresión Colonial y el Imperialismo, en
Bruselas, Bélgica. En 1928 se matricula en Derecho, en la Universidad Nacional
de México, y funda la Asociación de Estudiantes Proletarios. Colabora con el
diario ¨El Machete¨ y otras publicaciones. El 10 de enero de 1929, a la edad de
25 años, víctima de la persecución de los agentes del dictador Machado, cayó
herido mortalmente en Ciudad de México falleciendo al día siguiente.
a. Universidad Nacional de Córdoba
Creada 2
de febrero de 1622.
Designación
anterior: Avda. Fuerza Aérea
La Universidad Nacional
de Córdoba es la más antigua del país y una de las primeras del continente
americano. Se ha convertido un importante polo de influencia, no sólo cultural
y científica, sino también política y social.
Sus orígenes se
remontan al primer cuarto del siglo XVII, cuando los jesuitas abrieron en Córdoba
el Colegio Máximo, donde los alumnos, en particular los religiosos de esa
orden, recibían clases de filosofía y teología. Este establecimiento, de
elevada categoría intelectual, fue la base de la futura Universidad.
Bajo la tutela de los
jesuitas y el impulso del Obispo Juan Fernando de Trejo y Sanabria, en 1613,
aunque no estaba autorizado para otorgar grados, se iniciaron los Estudios
Superiores en el Colegio Máximo de Córdoba.
El Breve Apostólico del
Papa Gregorio XV fechado el 8 de agosto de 1621 otorgó al Colegio Máximo la
facultad de conferir grados, lo que fue ratificado por el monarca Felipe IV a
través de la Real Cédula del 2 de febrero de 1622.
A mediados de abril de
ese año, el documento llegó a Córdoba y el Provincial de la Compañía, Pedro de
Oñate, con el acuerdo de los catedráticos, declaró inaugurada la Universidad.
Oñate redactó el
reglamento del organismo, cuyos títulos tenían validez oficial. Con el
nacimiento de la Universidad Nacional de Córdoba, familiarmente llamada Casa de
Trejo, comenzó la historia de la educación superior en la República Argentina.
Aunque en el umbral del
siglo XX la influencia de la Universidad se extendía en múltiples ámbitos, a
partir de 1918 cuando su carácter rector adquirió una fuerza inusitada.
En consonancia con los
acontecimientos que vivían el país y el mundo, en junio de 1918 la juventud
universitaria de Córdoba inició un movimiento por la genuina democratización de
la enseñanza que cosechó rápidamente la adhesión de todo el continente.
Esta gesta, conocida
como Reforma Universitaria, es uno de los mitos de origen de la Córdoba
del siglo XX, y uno de los puntos de partida de su entrada en la modernidad. La
utopía universitaria del '18 se anticipó medio siglo al "Mayo
Francés" y extendió su influencia a todas las universidades argentinas y
latinoamericanas.
Las reivindicaciones
reformistas bregaban por la renovación de las estructuras y objetivos de las
universidades, la implementación de nuevas metodologías de estudio y enseñanza,
el razonamiento científico frente al dogmatismo, la libre expresión del
pensamiento, el compromiso con la realidad social y la participación del
claustro estudiantil en el gobierno universitario.
Las bases programáticas
que estableció la Reforma fueron:
-
Cogobierno
estudiantil
-
Autonomía
universitaria
-
Docencia
libre
-
Libertad
de cátedra
-
Concursos
con jurados con participación estudiantil
-
Investigación
como función de la universidad
-
Extensión
universitaria y compromiso con la sociedad
b. Universidad de Buenos Aires
Creada el 12 de agosto de 1.821
Designación anterior: Cabo Orlando Moya – Gral. Jorge
Oscar Grassi
La Universidad de
Buenos Aires (UBA) fue inaugurada el 12 de agosto de 1821 por iniciativa del
entonces ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires, doctor
Bernardino Rivadavia.
Desde ese año, la Institución ha transitado los derroteros de la historia del
país y de la ciudad como universidad provincial y - desde 1881- nacional, así
como los caminos más específicos que hacen a la construcción de un centro
académico, cultural y científico, espacio de formación de profesionales, de
circulación y producción de conocimientos. Con la voluntad de organizar las dos
universidades nacionales existentes hasta ese momento –Córdoba y Buenos Aires-
en 1885 se sanciona la ley Avellaneda que otorga una estructura jurídica que
contempla la autonomía universitaria y define la modalidad de nombramiento de
los profesores y de la designación de las autoridades. La ley 1597 –ley
Avellaneda- hace a la universidad responsable de expedir los diplomas
habilitantes para el ejercicio de la profesión, culminando así la definición de
un perfil institucional estrechamente ligado a una universidad profesionalista
que, años después, será señalado por algunos dirigentes reformistas como una
limitación al desarrollo de una universidad científica.
Consolidada la
unificación nacional, la Argentina entra de lleno en el proceso de integración
al mercado mundial y los requerimientos que implica esta nueva situación en
cuanto a recepción de población inmigrante, crecimiento de las ciudades,
desarrollo de una infraestructura urbana, responsabilidad del estado en lo
referente a políticas de educación, salud pública, creación de una estructura
político-administrativa estatal, más las necesidades de la producción en
expansión, colocan a la Universidad en un lugar central en cuanto el Estado
comienza a demandarle profesionales y conocimientos y, siguiendo la tradición
iluminista y liberal que había abonado su creación, ser centro de irradiación
cultural.
En los años que van
desde la fundación de la Universidad de Buenos Aires hasta después de la
batalla de Caseros, la UBA cumple con una función docente que comprende desde
la escuela primaria hasta la universitaria, siendo ésta última responsable de
la formación de profesionales que ejercerán de manera privada o formaran los
cuadros técnicos del estado y/o de la élite política. Hacia finales de la
década del 80, el 84% de las bancas en la cámara de diputados estaban ocupadas
por abogados y entre el 10 y 12% correspondían a los médicos; ambas carreras
eran las seleccionadas preferentemente por los estudiantes argentinos. Por otra
parte, los profesionales extranjeros se destacaban por estar titulados en
carreras técnicas y científicas.
El interés por el
desarrollo del conocimiento se mantuvo estrechamente ligado a las expectativas
económicas y de reconocimiento del territorio hasta finales del siglo XIX,
cuando la preocupación por la situación universitaria -falta de modernización
de los conocimientos, falta de afianzamiento de la investigación científica,
formación utilitaria y autoritarismo- llegaba hasta el Congreso de la Nación
con la presentación de varios proyectos de reforma.
En la Universidad de
Buenos Aires, tempranamente, se inicia el primer movimiento de reforma
(1905-1906) bregando por la democratización de la misma y muy estrechamente
ligado a la problemática de la modernización del conocimiento. En 1906, en los
inicios del rectorado del doctor Eufemio Uballes, se sanciona un nuevo estatuto
que viene a reemplazar el de 1896, según la nueva normativa se conformaban
consejos de carácter electivo donde los profesores tenían derecho a voto,
reemplazando de este modo a las academias cuyos miembros revestían carácter de vitalicios.
La inclusión de los profesores en el gobierno es el resultado alcanzado, y este
proceso no es ajeno al inicio de la modernización científica y a la apertura de
ciertos espacios de investigación. Pocos años después, el movimiento de Córdoba
levantando la misma reivindicación que la UBA, avanzará por un camino de
radicalización que desemboca en lo que hoy conocemos como la Reforma. La
conquista más sorprendente de este movimiento es el gobierno tripartito, es
decir, la representación por claustros de profesores, graduados y estudiantes.
Es también en ese momento donde quedan fijados los valores que hoy conforman la
tradición universitaria argentina en cuanto al gobierno y a las funciones:
autonomía y democracia; docencia, investigación científica y extensión
universitaria.
El nuevo Estatuto de
1918, adoptaba el sistema de representación tripartita según la reivindicación
del Movimiento Estudiantil, sin ser apoyado por el Consejo Superior contó con
el apoyo del Rector Uballes y así lo aprobó el Poder Ejecutivo.
c. Universidad Nacional de La Plata
Creada el 19 de septiembre de 1905
Designación anterior: Gral. Juan Carlos Sánchez –
Coronel José Esteban Dalla Fontana
La Historia
de la Universidad Nacional de La Plata comienza a gestarse a fines del siglo
XIX, cuando el entonces senador bonaerense Rafael Hernández
impulsó la iniciativa de crear una Universidad que diera respuesta a las
renovadas necesidades de formación científica, técnica y cultural que
manifestaban las jóvenes generaciones que comenzaban a habitar la recién
fundada ciudad de La Plata, nueva capital de la provincia de Buenos Aires.
A mediados
de 1889 se formó una importante corriente de opinión a favor de la creación de
la casa de estudios provincial que derivó en la sanción, el 27 de diciembre de
ese año, de la ley correspondiente. El 2 de enero de 1890 fue promulgada por el
gobernador de Máximo Paz. Sin embargo la norma no tuvo cumplimiento efectivo
sino hasta el 8 de febrero de 1897, cuando el gobernador Guillermo Udaondo
decretó que se cumpliera la ley y se constituyera la Universidad Provincial de
La Plata.
La flamante
casa de estudios quedó inaugurada públicamente en 18 de abril de 1897 bajo el
mandato del Dr. Dardo Rocha, que fuera elegido como su primer Rector, y
extendió su vida académica hasta 1905. Comenzó a funcionar con tres facultades
-Derecho, Fisicomatemáticas y Química- y una Escuela de Parteras.
La
Universidad funcionó entre 1897 y 1905 en condiciones precarias por falta de
recursos materiales y elementos para la enseñanza. Durante el transcurso del
año 1904 la evidente decadencia de la Universidad Provincial no escapaba a la
visión de intelectuales y políticos, y esto se reflejaba principalmente en la
escasa concurrencia de sus aulas.
Para ese
entonces, el ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, el
riojano Joaquín V.
González, comenzó a elaborar en su mente la idea de instaurar en la
ciudad una Universidad de carácter Nacional, cimentada sobre las bases de la
alicaída Universidad Provincial y de otros institutos de instrucción superior
ya existentes.
En ese año
el entonces Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, Dr.
Joaquín Víctor González, concibió la idea de nacionalizarla, dotando a la
capital de la provincia de una Universidad moderna, con base científica. Para
ello puso especial énfasis en la investigación, la extensión universitaria, el
intercambio permanente de profesores con los centros de excelencia del
extranjero, y la necesidad de la educación continua incluyendo con ese
propósito una escuela primaria y otra secundaria, ambas de carácter
experimental.
El 12 de
febrero de 1905, González envía al gobernador de Buenos Aires, Marcelino
Ugarte, una amplia memoria
donde analiza las ventajas de organizar una nueva universidad. Sobre la base de
ese documento se firma el 12 de agosto del mismo año un convenio ad referéndum
entre la Nación y la Provincia para la creación de la Universidad Nacional. El
convenio establecía la cesión a la Nación del Museo, el Observatorio
Astronómico, la Facultad de Astronomía y Veterinaria, la Escuela Práctica de
Santa Catalina, el Instituto de Artes y Oficios, el terreno donde luego fue
edificado el Colegio Nacional, la Escuela Normal, el edificio del Banco
Hipotecario, un lote de terreno sobre Plaza Rocha (la actual Biblioteca de la
Universidad), y una serie de quintas y chacras.
El acuerdo
fue aprobado por el Congreso Nacional y la Legislatura Provincial, y el 19 de
septiembre fue sancionada la ley nacional de creación que lleva el número 4699;
luego promulgada el 25 de septiembre por decreto del presidente Quintana.
El 17 de
marzo de 1906 asumía como primer Presidente de la historia de la
Universidad Nacional de La Plata el Dr. Joaquín V. González, y a
partir de entonces comenzó su sostenido crecimiento. Con la incorporación de
varios institutos y la creación de nuevas Escuelas
Superiores y Facultades, la Universidad Nacional de La Plata cobró
forma y prestigio como una de las más avanzadas dentro y fuera del país. El
transcurso de los años afianzó la concreción de esta idea totalizadora que, en
la actualidad, constituye una institución abierta a todas las ramas del saber y
de la creación. Los principios de respeto, libertad y justicia que impulsaron
el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918, encontraron eco no sólo en
la comunidad universitaria platense sino en toda la comunidad universitaria
latinoamericana. No podía ser de otra manera cuando los contenidos educativos a
impartir coincidían con el nuevo paradigma de la Universidad Reformista, basada
en el apoyo empírico de los conocimientos y el alejamiento de todo dogmatismo.
d. Universidad Nacional de Tucumán
Creada el 2 de julio de 1912
Designación anterior: Contralmirante Onofre Betbeder
A lo largo
de su existencia, a través de una nutrida historia de realizaciones, la
Universidad Nacional de Tucumán pasó por ciclos de notable expansión y
modernización forjando así su identidad académica y científica.
La
Universidad Nacional de Tucumán creada por ley de la provincia de fecha 2 de
julio de 1912, tuvo por gestor fundamental al Dr. Juan B. Terán quien en 1908,
diputado de la H. Legislatura de la Provincia, presentó el proyecto de
ley. Al año siguiente, en 1913, se constituye el Primer Consejo Superior
que, por unanimidad designa como primer Rector al Dr. Juan B. Terán.
El 25 de
mayo de 1914, siendo Presidente de la Nación el Dr. Roque Sáenz Peña, Tucumán
inaugura oficialmente la Universidad de Tucumán. El rector-fundador Dr.
Juan B. Terán afirma que ‘como de toda fundación intelectual, la apertura de la
casa es el punto de partida de una evolución indefinida’. El proyecto
fundador, sintetizado en el lema ‘Pedes in terra ad sidera visus’,
le asigna una vocación regional, el carácter de universidad moderna
comprometida con el desarrollo de su medio local y regional, atenta a la
ciencia de la época y abierta al mundo. Las clásicas funciones de docencia,
investigación y extensión estuvieron presentes desde su concepción y posterior
inauguración.
La vocación
regional de la Universidad de Tucumán apuntaba a fortalecer la economía
de la zona, basada en la agroindustria azucarera lo que se traduciría en el
impulso constante de ampliación de su oferta académica. Nacionalizada en
1921 con la promulgación de la Ley 11.027, la UNT comienza una nueva
época en donde la docencia y la investigación van a ser sus objetivos
centrales.
e. Universidad Nacional del Litoral
Creada el 17 de octubre de 1919
Designación anterior: Gral. de Brigada Cesáreo Ángel
Cardozo – Contralmirante Miguel Guerrico
La Universidad nace
como una institución provincial en 1889 y es creada por el Gobernador José
Gálvez con el nombre de Universidad Provincial de Santa Fe. Entonces podían
cursarse estudios de derecho, ciencias sociales, ciencias físico-matemáticas y
más tarde de farmacia y obstetricia.
Al iniciar el nuevo
siglo surge de sus mismos claustros un movimiento renovador -asociado al
movimiento democratizador de principios de siglo XX- que protagonizará durante
siete años la lucha por la nacionalización de la propia universidad.
Este proceso se inicia
en 1912 cuando se conforma una comisión presidida por Alejandro Grüning Rosas e
integrada por Gabriel Del Mazo. En 1916 se reúne un Comité Popular
Pro-Universidad Nacional del Litoral, quien delega en el ex-gobernador Manuel
Menchaca las gestiones frente al gobierno nacional. Se generan varios proyectos
de diputados santafesinos para la creación de la Universidad, pero sólo el del
diputado Jorge Rodríguez contempla el modelo de Universidad regional que
pretendían los santafesinos. La Federación Universitaria de Santa Fe,
conformada en 1918, se entrevista con el Presidente Irigoyen y ese mismo año
logra el aval del Primer Congreso de Estudiantes Universitarios reunido en
Córdoba. Finalmente, la UNL es creada por Ley Nacional el 17 de octubre de
1919, constituyéndose en la "hija de la Reforma" y la primera
institución con sedes en cuatro provincias.
f. Universidad Nacional de Cuyo
Creada el 21 de marzo de 1939
Designación
anterior: Aaron de Anchorena
La
Universidad Nacional de Cuyo, ubicada en Mendoza, República Argentina tiene
formulados sus fines en el Estatuto donde se establece que es esencial el
desarrollo y la difusión de la cultura en todas sus formas a través de la
enseñanza, la investigación científica, la preparación técnica, la formación
profesional y la elevación del nivel ético y estético.
Su fundación
se concretó el 21 de marzo en el año 1939 a través del decreto Nº 20.971
del Poder Ejecutivo Nacional; en tanto que el 16 de agosto del mismo año se
iniciaron oficialmente los cursos con la conferencia inaugural de Ricardo
Rojas.
Desde su
creación orientó su actividad hacia el esclarecimiento de los grandes problemas
humanos, con especial referencia a la vida nacional y regional.
Fue creada
para ofrecer servicios educativos en la región de Cuyo, que comprende las
provincias de Mendoza, San Juan y San Luis.
En su
inicio reunió bajo su administración algunos centros educativos ya existentes y
se crearon otros nuevos, los que al cabo de pocos años tuvieron jerarquía
universitaria y reconocido prestigio académico.
En 1973, al
crearse las Universidades Nacionales de San Luis y de San Juan sobre la base de
las Facultades y Escuelas que tenían sede en las mencionadas provincias, la U.
N. de Cuyo, concentró su trabajo, en los centros educacionales con sede en
Mendoza, además del Instituto Balseiro, que funciona en la ciudad de Bariloche,
provincia de Río Negro.
En la
actualidad cuenta con 11 facultades, una de ellas ubicada en San Rafael,
departamento del sur de la provincia y tiene cinco sedes del Instituto
Tecnológico. También presta servicios educativos del Nivel Polimodal a través
de cinco colegios, que actualmente se encuentran en un proceso de
transformación para adecuarse a las modificaciones de la Ley Federal de
Educación, y cuenta además con un departamento de enseñanza de niveles primario
y pre-primario.
Complementa
su labor docente con servicios educativos parasistemáticos de lenguas modernas,
música, danza y educación física.
g. Universidad Nacional del Sur
Creada el 5 de enero de 1956
Designación anterior: Capitán Luis C. Candelaria –
Fragata Libertad
La
Universidad Nacional del Sur cuenta como antecedente el Instituto Tecnológico
del Sur, que fue creado el 9 de octubre de 1946, a través de la ley provincial
Nro. 5051, iniciando sus actividades bajo la dependencia académica de la
Universidad Nacional de la Plata. En 1947 la Nación y la provincia de Buenos
Aires firmaron un convenio por el cual ambos aportarían los fondos para el
funcionamiento y mantenimiento del mismo. El 12 de febrero de 1948, el
entonces presidente Juan D. Perón designó al Dr. Miguel López Francés como
Rector, quien debería adoptar las medidas necesarias para su organización. La
inauguración oficial del ITS se realizó el 20 de febrero de 1948. La categoría
universitaria le fue otorgada en 1950, pero fue suprimida en 1952, volviendo
éste a depender del Ministerio de Economía de la Nación. El primer graduado del
Instituto fue el ingeniero Nereo Roberto Parro, en 1953, quien era oriundo de
Tornquist. En 1955, luego de la caída del gobierno de Perón, se designó al
profesor Pedro González Prieto como su interventor, y se iniciaron las
gestiones ante el gobierno nacional para adquirir la condición de universidad
nacional. Tras los estudios realizados por una comisión asesora designada por
el Poder Ejecutivo, se resolvió la creación de la Universidad Nacional del Sur
mediante el decreto-ley Nro. 154, del 5 de enero de 1956.
Ese mismo año fue
designado Rector interventor el profesor Vicente Fatone. Las clases en la
flamante institución comenzaron a dictarse el 1 de abril de ese año. La UNS fue
la séptima universidad nacional creada en el país, siendo precedida por las
de Córdoba (1613), Buenos Aires (1821),
La Plata (1890), Tucumán (1912), Litoral (1919) y Cuyo (1939).
La nueva
casa organizó su estructura académica por Departamentos, en lugar de las
tradicionales Facultades. Estos tienen una estructura administrativa menor y
permiten la flexibilidad y transversalidad en el conocimiento. Así, las
unidades académicas no deben crear para sus carreras las materias que otras
dictan para las suyas, lo que permite a los alumnos cursarlas en ellos. Los
primeros Departamentos fueron Contabilidad, Economía, Física, Geología y
Geografía, Matemática, Ingeniería, Humanidades y Química.
Apenas a un
mes de la inauguración, dos estudiantes que habían comenzado a cursar sus
carreras en el Instituto, Jorge Laurent y David Tomás Prieto, se presentaron a
rendir las últimas materias,
h. Universidad Tecnológica Nacional
Creada el 14 de octubre de 1959
Designación anterior: Brigadier Gral. Antonio Parodi –
Guardiamarina Carlos María Moyano
La Universidad
Tecnológica Nacional - U.T.N. - fue creada el 14 de octubre de 1959 por
medio de la ley 14.855, integrando desde ese entonces, el sistema universitario
nacional.
La Universidad Tecnológica Nacional - U.T.N. - surge
así como Universidad Nacional con la función específica de crear, preservar y
transmitir la técnica y la cultura universal en el campo de la tecnología,
siendo la única Universidad Nacional del país cuya estructura académica tiene a
las ingenierías como objetivo central.
La institución venía actuando desde el año 1953 con la
estructura académica de Universidad, existiendo ya en ese entonces las
Facultades Regionales de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario y Santa Fe, a
las que se sumaron - en 1954 - las Facultades Regionales de Bahía Blanca, La
Plata, Tucumán y luego Avellaneda. Esta actividad fue posible a partir de 1952,
ya que el Decreto 3014/52, había aprobado su Reglamento de organización y
funcionamiento con carácter de Universidad.
Luego de su creación, las características
organizativas y académicas continuaron atrayendo a un número cada vez más
elevado de alumnos, lo que llevó a la creación de nuevas Facultades Regionales.
El 31 de agosto de 1962, la Asamblea Universitaria
aprobó el Primer Estatuto de U.T.N., que al momento contaba con once (11)
Facultades Regionales.
A inicios de 1984, Argentina retoma definitivamente el
camino de la democracia institucional. En el mes de junio de ese año, el
Congreso de la Nación aprueba la Ley 23.068, destinada a normalizar las
Universidades Nacionales, seriamente afectadas por las medidas tomadas en todos
los campos por el ex gobierno de facto.
La referida ley permitió iniciar los trabajos
destinados a devolver a la U.T.N. toda la fuerza creadora que necesitaba para
reasumir su papel en la reconstrucción de la educación universitaria.
En diciembre de 1986, U.T.N. elige nuevamente sus
propias autoridades a través de la Asamblea Universitaria, resultando electo
Rector el Ing. Juan Carlos Recalcatti, quien fue reelecto en 1989.
En 1993 la Universidad Tecnológica Nacional renueva
sus autoridades y la Asamblea Universitaria convocada al efecto en diciembre
del mismo año elige como Rector al Ing. Hector Carlos Brotto. Cuenta
actualmente con 19 Facultades Regionales y 10 Unidades Académicas, distribuidas
en todas las regiones de la República Argentina.
Desde su creación - Ley 14.855 del año 1959 - han
egresado más de 30.000 profesionales de sus carreras.
i. Avda. Universidad Nacional de Salta
Creada el 11 de mayo de 1.972
Designación anterior: Avda. Armada Argentina
La Universidad Nacional de Salta, localizada en el sur de los Andes
centromeridionales, en el extremo norte de la República Argentina, desarrolla
sus actividades en la provincia del mismo nombre.
Esta limita con tres países (Chile, Bolivia y Paraguay) y con seis
provincias argentinas (Jujuy, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Tucumán y
Catamarca) y cuenta con un gran potencial de articulación inter-regional y como
nudo de comunicaciones. Esta radicación marca su pertenencia al viejo tronco
prehispánico, situación que define su diferencia con las otras áreas del país.
Es precisamente esta pertenencia a una memoria y un patrimonio, esta
localización geopolítica lo que orienta su finalidad y sus funciones en el
momento de su creación en el año 1972, tal como queda inscripto en el Anteproyecto
de creación:
De su marco geográfico debe
nacer su vocación regional y latinoamericana.
De la problemática
socio-económica y cultural de la sociedad regional, la exigencia de desempeñar
un papel protagónico en la política de cambio que su desarrollo integral
plantea como una demanda perentoria
...............................................
Por la definición de su marco
regional, la Universidad Nacional tiene una misión trascendente que cumplir, en
virtud de su ubicación geográfica y de los antiguos lazos económicos, humanos y
culturales que históricamente ligaron a sus pueblos
...............................................
Por
ello
De ninguna manera debe repetir
uno de los errores substanciales que justifican la crisis actual de las
Universidades argentinas. Su posición contradictoria frente a las inquietudes y
aspiraciones de la sociedad a la que pertenece puestas más al servicio de la
colonización cultural y tecnológica [que] a las legítimas reivindicaciones de
los pueblos de la Región.(UNSa. 1972,II)
La nueva Universidad de
Salta se autodefinía, entonces, por su diferencia con el modelo clásico de la
universidad argentina, como una universidad de frontera con un proyecto
tendiente a articular la producción de saberes con los requerimientos
socio-productivos de su lugar de enclave. Tanto la apertura al ingreso de
estudiantes de los países del área sudandina como el intento de incorporar en
sus planes de estudio problemáticas propias del área que corespondieran a las
exigencias de un espacio de producción simbólico y económico con
características particulares, informan sobre el diseño fundacional, explicitado
con el discurso latinoamericanista propio de esas décadas. La avanzada del
militarismo al mediar los ’70 anuló esas expectativas reinstalando el modelo
consuetudinario que, como advertía el texto fundacional, la transformó en un centro
institucional conservador al servicio de intereses sectoriales o núcleos
profesionales, aislada a los
requerimientos regionales.
Durante esa década, las estrategias represivas de los gobiernos de facto
provocaron la emigración de profesionales con altos niveles de formación
académica hacia países industrializados y, en muchos casos, hasta su
desaparición física. En tanto, la conducción educativa marcó una tendencia de
poca participación, de autoritarismo, de sometimiento, de persecución de las ideas.
Después de la dictadura militar, en 1984, con la
recuperación de la democracia, la Universidad
busca reestablecer su tradición
participativa para la toma de decisiones. Los docentes se reincorporan a las
aulas con una fuerte apuesta participativa; muchos de ellos conciben sus prácticas
como una defensa de la democracia, como un lugar del ejercicio de las
libertades y de la creación. Tales aspiraciones se concretan con la
normalización de la Universidad en noviembre de 1985.
A fines de
los ’90 se produce una nueva forma de crisis con el proceso hiperinflacionario. Este estado de situación
significó una nueva forma restrictiva y autoritaria en la organización de la
educación superior. Ello trajo –entre otras consecuencias- otra migración de
docentes e investigadores y un nuevo vaciamiento de la educación universitaria.
A partir del mes de
diciembre de 2001 y luego de una profunda recesión que aceleró la pauperización
de capas cada vez más grandes de población, se potencian los factores de crisis
marcando el punto más alto de desafección entre ciudadanía y conducción
política; ello provocó una inédita inestabilidad del sistema democrático hasta
llegar a la crisis institucional
j. Avda. Universidad Nacional de Rosario
Creada el 30 de
noviembre de 1968
Designación anterior: Avda. Ejército
Argentino
La Universidad Nacional de Rosario fue
creada en 1968 a través de la Ley 17.987. Su estructura fundante fue un
desprendimiento de la Universidad Nacional del Litoral de quien toma sus
primeros organismos académicos y administrativos que en aquel entonces
consistían en: las facultades de Ciencias Médicas, de Ciencias ,de Ingeniería y
de Arquitectura, de Ciencias Económicas, de Filosofía, de Derecho y Ciencias
Políticas, de Odontología, de Ciencias Agrarias y los Hospitales-escuela y las
escuelas secundarias que de ella dependían además del Instituto Superior de
Música de Rosario.
Desde sus comienzos
la Universidad Nacional de Rosario inició con la sociedad rosarina una relación
activa desde la cual fue generando cada uno de los proyectos que puso en marcha
y que se expresó en un crecimiento sostenido acorde a las demandas de la
región.
Su
estructura actual es de12 facultades, 3 institutos de enseñanza media y 1
centro de estudios interdisciplinarios. Cuenta con una superficie edilicia es
de 68.000 metros cuadrados donde se brinda una oferta académica compuesta por
124 carreras de postgrado, 63 títulos de grado, 15 tecnicaturas, 53 títulos
intermedios, 26 títulos por articulación con el sistema de educación superior
no universitario y 32 postítulos.
k. Universidad Nacional del Nordeste
Creada el 14 de
diciembre de 1956
Denominación actual: Gral. De Brigada Enrique Martínez –
Capitán Humberto Antonio Viola
Entre los
años 1920 y 1955, la vida universitaria en el Nordeste estuvo constituida por
el funcionamiento de Facultades, Carreras e Institutos creados por las
Universidades Nacionales del Litoral y de Tucumán y subordinados a ellas.
Entre las Facultades que la formaban la
UNL se encontraba la Facultad de Agricultura, Ganadería e Industrias afines con
asiento en la ciudad de Corrientes. Allí surgió -como iniciativa de un grupo de
profesores y atendiendo a las necesidades del medio- el Instituto Nacional de
Profesorado, cuyo funcionamiento fue autorizado por el Rectorado de la
Universidad Nacional del Litoral el 6 de Junio de 1951.
El 30 de abril de 1951 se dictó en la
Universidad Nacional del Litoral la Resolución Nº 262, que autorizaba a la
Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas crear en la ciudad de
Resistencia una división de primer año de la carrera de Contador Público y
Perito Partidor. Surgió en respuesta al pedido que el Gobernador del Territorio
Nacional del Chaco -dando curso a la inquietud del entonces Director de la
Escuela Nacional de Comercio de Resistencia- elevó al Ministerio de Educación
de la Nación.
La Escuela de Medicina fue creada en
Corrientes, el 5 de marzo de 1953 por Resolución Nº 79 del Rectorado de la
Universidad Nacional del Litoral, ad
referendum del Consejo Universitario, que la confirmó por
Resolución Nº 234 del 24 de marzo del mismo año, como dependiente de la
Facultad de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores de la Universidad
mencionada.
En 1937, por iniciativa del Rector de
la Universidad Nacional de Tucumán, se resolvió crear en esa casa un organismo
de investigaciones dedicado al estudio de diferentes facetas de la realidad de
la región norte del país, entre los que se incluía la salud. Aquel organismo,
creado el 6 de Noviembre de 1937, fue denominado Departamento de
Investigaciones Regionales e incluyó a seis dependencias con finalidades
afines, siendo una de ellas el Instituto de Medicina Regional, creado mediante
Resolución Nº 315/73 del 7 de diciembre de 1937. En el año 1954 se resolvió
mediante Resolución Nº 1221/226/954, el traslado de la sede central del
Instituto de Medicina Regional a la ciudad de Resistencia.
El 2 de Abril de 1955 se creó la
Escuela de Derecho, dependiente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
de la Universidad Nacional del Litoral, con funcionamiento en la ciudad de
Corrientes.
Con la provincialización de los
territorios nacionales, había crecido el anhelo de crear un centro
universitario en la región. El aumento de la matrícula secundaria y la creación
de numerosos establecimientos de este nivel, volvió más perentoria la necesidad
de profesores y la demanda por estudios superiores que evitaran la emigración
de los jóvenes hacia otros centros.
Hacia la mitad del siglo XX, respondiendo
esencialmente a la fuerza anónima concertada de cada una de las comunidades
provinciales involucradas, surge la UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE, el 14 de
diciembre de 1956 por Decreto Ley Nº 22.229.
l. Universidad Nacional de Catamarca
Creada el 12 de septiembre de 1972
Denominación actual: General Francisco Ortiz de Ocampo –
General Antonio González Balcarce
La Universidad Nacional
de Catamarca, (UNCA), fue fundada en septiembre de 1972. Fue el resultado de un
ambicioso proyecto de factibilidad que dio lugar a la firma de la ley nacional
N° 19.832.
En su creación se
conjuga la historia de instituciones educativas de prestigio nacional. La
Escuela Preuniversitaria "Fray Mamerto Esquiú" dio lugar a la
creación del "Instituto Nacional del Profesorado", (1943), que
abrió nuevos horizontes profesionales a la juventud del Noroeste Argentino.
En efecto, el Instituto
Nacional del Profesorado fue la matriz donde se gestó la Universidad Nacional
de Catamarca. Sostuvo la educación media no sólo en las viejas provincias sino
en los territorios nacionales recién convertidos en provincias federales: hacia
el Chaco, la Patagonia, el sur de Mendoza marcharon decenas de jóvenes del
noroeste formados en Catamarca.
Desde esta institución,
en 1968, el profesor Federico Páis, entre otros, comenzó a trabajar en la
creación de la UNCA.
El escenario nacional
fue favorable: se buscaba descentralizar los grandes núcleos
universitarios y darle a cada provincia su propia Universidad.
En septiembre de 1972,
frente a Casa de Gobierno de Catamarca, el presidente Agustín Lanusse firmó el
decreto convirtiendo en una realidad la universidad catamarqueña.
En su estructura se
incorporaron el Instituto del Profesorado y la ENET N° 1 Inicialmente, el
proyecto contempló la organización de una universidad que respondiera al
desarrollo de los recursos naturales y humanos de la provincia, con
prescindencia de carreras tradicionales como Medicina y Abogacía.
Se privilegiaron las
especialidades de ciencias agrarias, agrimensura, minería, geología y
enfermería y carreras humanísticas. Se incluyó también la carrera de Contador
Público en razón de la importante demanda originada por los egresados de la
Escuela Nacional de Comercio.
El Gobierno nacional
designó delegado Organizador al doctor Pedro Sofiel Acuña y Secretario General
al profesor Federico Páis.
En mayo de 1973, junto
con la normalización constitucional del país, fue designado Interventor el
profesor Armando Raúl Bazán, antiguo docente de Historia del Profesorado. En
los 34 años transcurridos desde su creación, la UNCA ha producido cambios en su
estructura académica que modificaron parcialmente las premisas del proyecto original.
Quizá la más importante
es la incorporación de la Facultad de Derecho.
En cuanto al
organigrama universitario, se adoptó el Sistema de Facultades, en sustitución
de los Departamentos, dando así mayor autonomía a las unidades académicas que
hoy son conducidas por Decanos y Consejos Directivos.
En estos últimos años,
la Universidad ha puesto énfasis en la formación de un cuarto nivel: maestrías
y doctorados.
m. Universidad Nacional de Santiago del Estero
Creada en 1.973
Denominación actual: General Juan Gelly Obes
Creada en
1973, desde el comienzo estuvo orientada a satisfacer las demandas de la
comunidad que le dio origen. De este modo, se crearon carreras que apuntan a
solucionar la problemática del entorno social local, orientadas hacia la
técnica y los problemas sociales y de la salud. La creación de la Universidad
vino a llenar una sentida necesidad en la región, puesto que ha dado cabida a
generaciones de jóvenes que, de otra manera, no hubieran tenido la posibilidad
de acceder a la educación superior. La UNSE es una Universidad Pública,
autónoma y gratuita.
La
Universidad Nacional de Santiago del Estero está constituída por Facultades,
Escuelas, Institutos y Departamentos. Los cuatro estamentos universitarios,
también denominados claustros, son los que integran la Universidad, y ellos
son: Docentes, No Docentes, Graduados y Estudiantes, quienes se encuentran
nucleados en sus respectivas organizaciones representativas y gremiales.
La sede
central de la Universidad está ubicada en la zona sur de la ciudad. En ella se
encuentran las oficinas del Rectorado, Vicerectorado, Decanatos de Facultades,
dependencias administrativas, además de aulas y laboratorios para fines
docentes y de investigación. Posee tambíen la Biblioteca Central, el Paraninfo,
la emisora de radio de FM, el Canal de Televisión y una Publicación
Institucional Gráfica. Existen otros edificios, que pertenecen a las Facultades
y se encuentran emplazados en áreas rurales e industriales, albergando
numerosos laboratorios donde se desarrollan tareas de de investigación y
docencia.
n. Universidad Nacional de Jujuy
Creada el 18 de enero de 1973
Denominación anterior: General Ángel Pacheco – Gral. Donato Álvarez
Luego de haberse creado
el Instituto Ricardo Rojas, de vida efímera, el mismo año en que se procede a
su disolución, 1959, se crea el Instituto Superior de Ciencias Económicas,
actual Facultad de Ciencias Económicas dependiente de la Universidad Nacional
de Jujuy, primer antecedente en la provincia de Jujuy de Institución de
Educación Superior Universitaria.
El desarrollo
productivo de la provincia del Jujuy de los cincuenta, el afán modernizador y
progresista de los jóvenes de entonces fueron los elementos que se conjugaron
en la creación de la institución, que como toda institución trasciende las
vidas individuales de sus gestores y se proyecta al futuro. Fueron esos
jóvenes, en su mayoría egresados de la Escuela Nacional de Comercio, con el
decidido apoyo de su rector, el profesor José Antonio Casas, quienes lograron
la concreción del decreto 2699, que lleva las firmas del Dr. Horacio Guzmán
como gobernador y de sus ministros de gobierno y hacienda Pablo Balduín y
Domingo Baca respectivamente. El profesor Casas ocupará el cargo de primer
Rector del Instituto.
El Instituto Superior
de Ciencias Económicas dará sus primeros pasos bajo la tutela académica de la
de la Universidad Nacional de Tucumán, que como se señaló más arriba había sido
el foco de irradiación académica en el Noroeste. El Instituto Superior de
Ciencias Económicas organizará sus planes de estudio de manera idéntica a los
de la Universidad Tucumana, posibilitando además el reconocimiento mutuo de las
asignaturas aprobadas y por ende la movilidad de los estudiantes.
El Instituto Superior
de Ciencias Económicas fue creado a imagen de una universidad, su modelo
organizativo no sólo era análogo al de las universidades, sino que además
estaba facultado a expedir titulación habilitante de Contador Público y Perito
Partidor.
El Instituto Superior
de Ciencias Económicas se organizó, como cualquier universidad, con la figura
de un Rector y un Consejo Superior, respetándose la representación de los
diferentes claustros, docentes, estudiantes y egresados, en su gobierno, como
fuera establecido después de la reforma universitaria de 1918.
Reza textualmente una
publicación del Ministerio de Gobierno de la provincia de Jujuy de 1961:
“El instituto Superior
de Ciencias Económicas de Jujuy fue creado por decreto-acuerdo 2699 de fecha 23
de abril de 1959, ratificado por ley 2476/59 del 18 de junio de 1959. “Tiene
carácter y jerarquía de establecimiento oficial de enseñanza superior
universitaria y ha sido creado en virtud de las posibilidades brindadas a raíz
de la sanción del art. 28 de la ley nacional 14537. Se otorga título
habilitante de CONTADOR PUBLICO y PERITO PARTIDOR con plan de estudios de cinco
años y programas similares a los vigentes en la Facultad de Ciencias Económicas
de la Universidad Nacional de Tucumán, lo cual permitirá a los interesados que
así lo deseen; si es que en un futuro cercano el Ministerio de Educación de la
Nación aún no ha propiciado la validez de los títulos, el reconocimiento de los
mismos o las materias equivalentes por parte de la mencionada Universidad”.
Conforme se expresaba
en los considerandos del decreto de creación el Instituto Superior de Ciencias
Económicas, nació respondiendo al pedido insistente formulado a las autoridades
provinciales por un numeroso grupo de peritos mercantiles, bachilleres,
maestros y estudiantes de esas disciplinas empleados y obreros, que
manifestaban el loable afán de superarse por medio de estudios que les
permitieran alcanzar un título y una preparación superior de jerarquía
universitaria, ya que por carecer de medios, veían truncadas sus aspiraciones
al no poder desplazarse a ciudades donde funcionaban universidades.
Con la creación del
Instituto se evitaría además el éxodo de gran número de jóvenes jujeños que, en
busca de esos fines emigraban a centros universitarios, lo cual implicaba su
desvinculación del medio y de la familia con la consiguiente erogación de
ingentes gastos que muchas veces los padres no podían afrontar; aparte de la
pérdida de muchos valores que se radicarían definitivamente fuera de la
provincia.
Se perseguía el fin de
constituir en la provincia una casa de altos estudios, dedicada a las ciencias
económicas, por considerarse que esta disciplina cumpliría una necesidad
inmediata al formar Contadores Públicos y Peritos Partidores que el constante e
importante progreso alcanzado por Jujuy, reclamaba tanto para la administración
pública, como para las actividades comerciales, industriales y de la producción
en general, factores todos llamados a elevar considerablemente el nivel
cultural y el bienestar de toda la población, por su notable influencia e
incidencia en todos los órdenes de la vida provincial.
Si bien los títulos
expedidos por el Instituto Superior de Ciencias Económicas no tenían en
principio más que validez provincial, esta situación se subsanó luego de
ingentes esfuerzos de parte de sus autoridades, consiguiéndose por fin el
reconocimiento de su validez nacional durante el rectorado de la Dra. Hilda
Fernández, en 1970.
Luego de la visita de
inspección ordenada por la Dirección Nacional de Altos Estudios, cuyo informe
fue altamente satisfactorio, se autorizó al Instituto Superior de Ciencias
Económicas a funcionar dentro del régimen de la ley 17778, que regulaba a las
universidades provinciales y privadas.
Luego de que una
comisión estudiara la factibilidad de la creación de una universidad en la
provincia de Jujuy, el entonces gobernador, Ing. Manuel Pérez promueve la
sanción de la Ley N° 2849/72, creando la Universidad Provincial de Jujuy,
asimismo se dictan los estatutos que la regirán en el futuro. Esta ley será
rubricada por Manuel Pérez y su Ministro Shukri José, profesor emérito de
nuestra casa. El primer rector de la Universidad Provincial de Jujuy será el
profesor José Antonio Casas.
La ley 2849/72
considera al Instituto Superior de Ciencias Económicas como pieza fundacional de
la Universidad Provincial de Jujuy, al mencionarlo como la única institución de
jerarquía universitaria preexistente, creando a partir de su sanción el resto
de las facultades.
El 18 de enero de 1973,
el Gobierno de la provincia dispone que el Instituto Superior de Ciencias
Económicas pase a denominarse Facultad de Ciencias Económicas para estar en un
todo de acuerdo con el sistema de organización dispuesto para la Universidad.
La actual Facultad de
Ciencias Económicas, no evidencia pues, solución de continuidad con el viejo
Instituto Superior de Ciencias Económicas, por lo que hemos de considerarla
como la institución fundadora de la actual Universidad Nacional, que como
reconocimiento embandera su escudo con el lema fundacional del Instituto
Superior de Ciencias Económicas: Flammam tuam hoc foco accende, “Enciende tu
llama en este hogar”.
ñ. Universidad Nacional de Río Cuarto
Creada el 1 de mayo de 1971
Denominación actual: Teniente Coronel Manuel F. Prado –
Teniente Coronel Arturo Carpani Costa
La
Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), entidad de derecho público, es una
comunidad de trabajo que integra el sistema nacional de educación en el nivel
superior, con el fin de impartir enseñanza, realizar investigaciones
científicas, la preparación técnica, la formación profesional y la elevación
del nivel ético y estético, promover y difundir la cultura nacional en todas
sus formas, producir bienes y prestar servicios con proyección social. En tal
marco, su actividad se orienta hacia el esclarecimiento de los grandes
problemas humanos, hacer los aportes necesarios y útiles para su resolución, en
forma preferente los de la vida nacional y en modo especial los de la región de
Río Cuarto.
Acorde con
sus fines últimos, la Universidad debe estimular la participación de los
miembros de la comunidad en favor de la vida, la paz, la democracia y los
valores de la libertad; impulsando el protagonismo de la Argentina en el mundo,
la integración regional y latinoamericana.
Fue creada
el 1º de mayo de 1971 por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional dentro de un
programa de adecuación de la enseñanza universitaria argentina a las
necesidades del desarrollo y como respuesta a un fuerte movimiento social tanto
local como regional que permitió la más grande conquista cultural de la región.
Su creación
fue un hito trascendente en el que participaron todos los sectores sociales de
la comunidad local y regional con esfuerzo tenaz. Representa un típico ejemplo
de gestión comunitaria porque fue un logro de hombres e instituciones
movilizados con objetivos claros y gran madurez colectiva, hecho que ha
constituido el sello distintivo de su génesis.
Por ello la
potencialidad de la UNRC está ligada indisolublemente a su comunidad y región,
en base a la cual define sus dimensiones, el ritmo de su expansión, su labor
investigativa y vuelca su capacidad de innovación para contribuir a su
desarrollo.
o. Universidad Nacional de Entre Ríos
Creada el de 1972
Denominación actual: General Federico Rauch
En la década del '50,
una serie de sectores sociales y políticos trabajaron sistemáticamente por la
creación de una universidad. La Universidad Nacional del Litoral creó el Curso
de Contadores en la ciudad de Concordia que se inauguró en 1954, impulsado por
las iniciativas del Consejo Deliberante, de recientes egresados y otros
sectores sociales nucleados en la Asociación de Amigos de la Ciudad; en 1971,
este Curso se transformó en Facultad de Ciencias de la Administración. En un
proceso no exento de éxitos y fracasos, de marchas y contramarchas, en 1957
mientras se intentaba trasladar nuevamente a Rosario la facultad que funcionaba
en Paraná la iniciativa fracasó por imperio de los reclamos de la sociedad y,
de este modo, la provincia en forma definitiva recuperó aquella unidad académica
clausurada en 1931.
En 1956, diversos
grupos conformaron un movimiento favorable a la integración de Chaco, Formosa,
Corrientes y Misiones que se plasmó en la Universidad Nacional del Nordeste.
Esta iniciativa favoreció el surgimiento en Entre Ríos de una corriente similar
de opinión por la creación de una Universidad. La misma debía contribuir al
desarrollo de la cultura provincial, la formación humanística y el progreso
material de la región: "aspiramos a que se cree una Universidad nueva,
apartada de los tradicionales modos universitarios argentinos, y que constituya
una entidad al servicio integral de país".
Se proponía una
universidad genuinamente articulada con las necesidades de desarrollo de la
provincia. Para ello se tornaba necesario "formular un proyecto de fondo,
cuya conclusión no fuera la repetición de carreras tradicionales". El
proyecto preveía la realización de asambleas anuales en las ciudades cabeceras
de los departamentos durante los períodos de receso universitario, con el fin
de detectar necesidades y adecuar las respuestas que la Universidad estuviera
en condiciones de satisfacer.
El proyecto que llegó a
entusiasmar al entonces presidente Illia, se frustró con el golpe militar que
lo derrocó en junio de 1966.
Durante el gobierno de
facto implantado en 1966, fueron intervenidas las universidades nacionales
anulando la autonomía vigente. Discriminación ideológica, cesantías,
prohibiciones, "depuración" de la matrícula, restricciones al
ingreso, caracterizaron esta primer etapa de un estado burocrático-autoritario.
La "Noche de los Bastones Largos", episodio de violencia en el que
los efectivos de la Policía Federal desalojaron a golpes y bastonazos a
profesores y estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, expresó la voluntad
de adecuar las universidades a lo imperativos de la doctrina antisubversiva y
de la Seguridad Nacional.
La política
universitaria del período que había comenzado con un proyecto represivo,
adquirió luego un sesgo modernizador y tecnocrático. Pero la resistencia expresada
en los movimientos estudiantiles de 1969, llevó al inmovilismo en la voluntad
de las autoridades universitarias.
En este contexto
apareció precipitadamente la decisión del Poder Ejecutivo de crear nuevas
universidades en el interior de país. Entre los años 1970 y 1973, el gobierno
militar llevó al sistema universitario a una regionalización total. Entre mayo
de 1971 y mayo de 1973, el Gral. Lanusse, crea por ley dieciséis universidades
nacionales. Esta política de creación de Universidades asumió las ideas del
Plan Taquín.
En este marco, la
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ENTRE RÍOS asiste a su acta de nacimiento preñada de un
fuerte sesgo de institución gendarme.
Las ideas claves de
este Plan fueron: redimensionar las universidades metropolitanas existentes, cuya
excesiva población se creía que perturba el funcionamiento académico y
regionalizar el sistema universitario, para brindar al interior mayores
posibilidades de desarrollo. Proponía la creación de Universidades pequeñas,
con alta tecnología o la fragmentación de aquellas de grandes dimensiones en
una estructura que siguiera el modelo norteamericano del "campus".
Los supuestos que
estaban en la base de estas ideas insistían en considerar la educación en sí
misma como agente productor de desarrollo. Sin embargo, el planteo no estaba
articulado con la transformación económica, social y política de la Nación.
En el breve período de
gobierno del Dr. Cámpora durante 1973, la Universidad comenzó a organizarse. El
Dr. Marsiglia fue designado como Rector Normalizador en noviembre de ese año
por el entonces Ministro de Educación Jorge Taiana. En el seno universitario se
debatía arduamente en torno a la ubicación del Rectorado. Finalmente se decidió
que su asiento estaría en la ciudad de Concepción del Uruguay: "En reconocimiento a la tradición
cultural de la ciudad y a la vocación universitaria del Colegio Nacional".
El liderazgo de la
ciudad de Concepción del Uruguay, su condición hegemónica en Entre Ríos mucho
antes del proyecto de la Confederación, su posición privilegiada en la
mesopotamia, su puerto de ultramar y el papel de vanguardia ocupado por el
Colegio Fundado por Urquiza desde el siglo XIX, concluyeron en una
"reivindicación histórica" no desprovista de argumentos legítimos
desde los tiempos de Alejo Peyret.
Al Rector Marsiglia le
sucede en el cargo el Ing. Andrés Millán, designado en los tiempos en que el
Dr. Ivanissevich desde el Ministerio de Educación impulsaba una política de
viraje hacia el desmantelamiento del pensamiento científico-crítico,
contemporánea con las primeras formas del terrorismo de Estado. En el clima
represivo que dominará la vida de las universidades argentinas hasta 1983 y de
la "restauración del orden", el entonces Rector Millán se ocupa de
cuestiones organizacionales, en este caso, el sistema administrativo de la Universidad.
Con el golpe militar de
1976 se profundiza la política universitaria hincada por la llamada
"Misión Ivanissevich". Se sanciona la ley Nº 21276 que significó, en
el caso de las universidades nacionales, la intervención directa del gobierno
militar a través de los rectores interventores, el estricto control ideológico,
político, educativo y cultural que ya se había iniciado en 1974. Durante este
dramático período de la historia argentina se reduce súbitamente el
financiamiento universitario, no se crean nuevas carreras ni universidades, se
desvincula la política científica de este ámbito, se debilita el campo
científico producto de le emigración, represión, desaparición, y cesantía de
docentes y estudiantes.
En la UNIVERSIDAD
NACIONAL DE ENTRE RÍOS se suceden una serie de rectores interventores. Desde un
perfil que evoca la restauración neo-ideológica de los años '30, la gestión del
Dr. Luis Barnada (1979-1983) anuncia que para esta Universidad ha llegado el
momento de la "refundación".
Una ceremonia de
carácter bautismal, en la que se entroniza la imagen de la Virgen María como
patrona y protectora de la Universidad Nacional de Entre Ríos inicia la etapa:
el catolicismo constituirá la garantía ideológica para limitar el proceso de
secularización. O, en otras palabras, el proceso merced al cual se desvanecen
las esencias del pensamiento religioso.
La ciencia fue negada
como forma válida de acceder al conocimiento por "... ser hueca de ese
visceral humanismo que conforma la verdadera sabiduría y forma al hombre
sustancial...".
El orden y el respeto
de las jerarquías en el molde del catolicismo tradicional se convirtieron en un
fin en sí mismo bajo la consigna "Dios, Patria y Honor". El rector
Barnada procedió a reemplazar el logotipo que hasta ese entonces identificaba a
la Universidad Nacional de Entre Ríos por otro que sintetizaba gráficamente los
criterios básicos que orientaron su gestión.
Desde mucho antes de
1983, pero sobre todo, a partir de la crisis de la deuda externa, el sistema
educativo global se enfrenta con una herencia que lo limita en su función
social, económica y política y con los desafíos alentados por el pluralismo del
sistema político. En la historia universitaria se inauguró un período de cambio
que aunque no era inédito, en cierta forma, intentaba reactualizar los
postulados de la Reforma Universitaria de 1918.
A tan sólo dos días de
asumir el gobierno, el entonces presidente electo Dr. Alfonsín, impulsó
acciones tendientes al restablecimiento de la autonomía y el cogobierno de las
Universidades Nacionales. Con ello se pretendía regularizar la oferta educativa
mediante concursos, democratizar la vida política interna y restablecer los
claustros con el régimen de gobierno tripartito. En los comienzos de 1986, por
primera vez en los últimos veinte años, las autoridades fueron elegidas en
Asambleas de los tres claustros.
La normalización de las
casas de estudios mediante el ejercicio de libertades democráticas, contribuyó
a estimular una débil inmigración por la que retornaron algunos académicos de
prestigio. Aunque la política de reinserción de los emigrados no alcanzó el
éxito que de ella se esperaba, la renovación educativa corrió pareja con la reincorporación
al sistema tecnológico y científico de quienes habían sido desplazados, de
aquellos que habían logrado optar por una formación en el exterior o, por
último, de quienes habían sobrevivido a las condiciones de desmantelamiento
intelectual.
El ingreso irrestricto constituyó otro pilar
de la política oficial, lo que provocó un verdadero estallido de la matrícula y
obligó al gobierno a crear condiciones de infraestructura más adecuadas. En esa
coyuntura, las demandas postergadas de la población enfrentaron a las
universidades tradicionales con los desafíos de la masividad de la enseñanza.
Este fuerte crecimiento de la matrícula determinó un incremento significativo
del personal docente y una expansión de las inversiones en construcción y
equipamiento. El aporte fiscal que, en el marco de la crisis
económico-financiera, se mantuvo constante aunque más tarde tendió a decrecer,
conformó uno de los factores que contrajeron salarios docentes y explican las
reiteradas huelgas de los años 1987, 1988 y 1989. El empobrecimiento de los
sectores medios, las demandas tendientes a la modernización de la producción
científico-tecnológica y el proceso de democratización condujo a la inédita
consolidación del movimiento gremial de docentes universitarios, la CONADU,
como así también al protagonismo alcanzado por la Federación Nacional de
Estudiantes en este período.
p. Universidad Nacional del Comahue
Creada el 15 de Julio de 1.971
Denominación actual: Capitán Miguel Ángel Paiva – Teniente
Diego Barceló
En el año
1965, durante el gobierno de Felipe Sapag, la Legislatura Neuquina a través de
le Ley Nº 414, se crea la Universidad del Neuquén.
El
propósito de la creación de la Universidad de Neuquén, fue dar una orientación
a las escuelas especializadas en la rama del petróleo, minería, industrial y
agropecuarios. Estos centros estarían en los lugares más apropiados para la
enseñanza. Los estudiantes serían asistidos de tal modo, que ningún problema
económico impidiera desarrollar su vocación y actitudes.
El objetivo
era evitar la emigración de estudiantes y lograr la radicación de profesores,
brindándoles todo para desarrollar capacidades productivas.
El 29 de
septiembre de 1964, el poder ejecutivo neuquino elevó a la Legislatura, el
proyecto de creación de la casa de altos estudios. El documento proponía la
creación en la rama de la ciencia de la educación, las siguientes carreras:
Matemática, Física, Química, Historia, Geografía, Castellano y Literatura, y
las Ciencias Naturales. También proponía la creación de Antropología Social,
Psicología, Administración, Turismo, Geología y Minería.
En 1965, la
Municipalidad de la ciudad de Neuquen, donó el terreno para la construcción de
la ciudad universitaria. El predio estaba formado por 107 hectáreas, a las que
se le anexaron otros terrenos, lo que totalizaron unas 120 hectáreas. Se
intensificaron los trabajos de parques y jardines que rodean a los edificios de
las distintas dependencias.
La
Universidad Nacional del Comahue
El 15 de
julio de 1971, el poder ejecutivo nacional sancionó y promulgó, la ley 19.117;
por la cuál se crea la Universidad Nacional del Comahue. Se cumplía una de las
más sentidas aspiraciones de la comunidad regional era la culminación de un
largo proceso que transitó por diversos y laboriosos caminos.
El 15 de
marzo de 1972, comenzó el primer ciclo lectivo en el nuevo complejo educativo.
No se
trataba de poner en marcha una casa de estudios superiores, siguiendo los
lineamientos formales de las que ya funcionaban en el país, sino que se tomaba
como base la experiencia de la Universidad Provincial de Neuquén y los
Institutos de Río Negro, que ya habían formado varias promociones de egresados.
La historia
de la Universidad no ha sido fácil ni ajena a los tiempos que le tocó vivir a
nuestra Argentina. Su crecimiento está íntimamente vinculado con el desarrollo
de las provincias a las cuales básicamente sirve.
La
Universidad está físicamente asentada en dos territorios con historias
equivalentes, configurados en una sola unidad humana, social y cultural.
q. Universidad Nacional de Luján
Creada el 20 de diciembre de 1972
Denominación actual: Brigadier General Hilarión de la
Quintana – Teniente Coronel Jerónimo Espejo
La
Universidad Nacional de Luján tiene como finalidad producir conocimientos,
transmitirlos y vincularse con la sociedad intentando brindar soluciones a los
problemas que afligen a ésta y, al mismo tiempo, buscar el desarrollo pleno del
individuo son las metas que caracterizan el quehacer universitario. En el caso
específico de la Universidad Nacional de Luján, quienes plasmaron la idea de lo
que debía ser y que permitió su fundación por Ley 20031 del 20 de diciembre de
1972, concibieron una universidad moderna, con estructura departamental,
centros regionales y vinculada en sus investigaciones y tareas de extensión a
la región de la cual se nutre y a la que aspira servir.
Seguramente,
y por su particular historia, esta Universidad es sentida por la sociedad como
una conquista. Su cierre, ocurrido en 1980, durante un período oscuro del
pasado argentino, fue reparado en un acto de estricta justicia con la sanción
de la Ley 23044, que dispuso su reapertura, producida el 30 de julio de 1984,
ya reinstaurada la democracia en nuestro país. Desde entonces ha consolidado su
imagen de manera tal que, año a año, varios miles de jóvenes eligen la UNLu
para iniciar estudios superiores en alguna de sus carreras de grado.
Esta Casa
tiene como objetivo que sus alumnos logren una sólida formación académica,
propiciando para ello la excelencia en los niveles de docencia e investigación
de los profesionales a los cuales se les ha confiado esta importante misión.
Asimismo, y por entender que la Universidad constituye un ámbito donde se
desarrollan las bases de la futura dirigencia argentina, garantizamos a los
estudiantes a través de su participación en los órganos de gobierno de la Casa,
una consolidada formación democrática. Su paso por las aulas les permite
incorporarse en un proceso que tiende a una transformación productiva y social,
favoreciendo la inserción externa del país y promoviendo una creciente equidad
mediante la educación.
El sentido
de pertenencia de sus alumnos, graduados y personal de apoyo, la calidad de sus
equipos docentes, la existencia de un importante número de investigaciones que
abordan situaciones problemáticas de la región y la creciente vinculación con
otras Casas de Altos Estudios nacionales y extranjeras son indicadores del
potencial existente en esta joven Universidad.
r. Avda. Universidad Nacional de Mar del Plata
Creada el 30 de Septiembre de 1.975
Denominación actual: Avda. de la Libertad
Entre fines
de la década del 50 y principios de los 60 la ciudad de Mar del Plata se
hallaba en uno de sus periodos de expansión más notables de la mano de dos
actividades que se complementaban y se daban mutuo impulso: El turismo y la
industria de la construcción. En las décadas de 1950 y 1960 la construcción fue
favorecida por el turismo de masas y la ley de propiedad horizontal. Junto con la
pesca se transformó en la actividad más importante de la economía local y
alcanzó niveles que no fueron superados en el ámbito nacional hasta 1977.
También el turismo impulsó el crecimiento de la industria textil y alimenticia.
De igual forma tanto el comercio como la industria alimenticia recibieron un
fuerte impulso del turismo cuantitativo transformándose algunas empresas en
símbolos de la ciudad (Tienda Los Gallegos, Confiterías Havanna, Postres
Balcarce, Fideos Fagnani, Café Cabrales, etc.)
Este crecimiento
económico fue acompañado por el desarrollo de una fuerte actividad empresaria
que se concentró en la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP),
entidad que no fijó su accionar solamente al ámbito sectorial y que se sumó a
los pedidos de la comunidad en pos de mejorar el nivel educativo de la región y
a través de la creación de una Universidad Pública obtener un diagnóstico
preciso sobre los cambios económicos y sociales que debía enfrentar la ciudad a
mediano y largo plazo.
Fue así que
la UCIP tuvo destacada actuación en la conformación de la Universidad de la
ciudad de Mar del Plata, ya que actuó por pedido especial del Ministro de
Educación de la Provincia de Buenos Aires Dr. Ataúlfo Pérez Aznar como entidad
organizadora de la primer Asamblea para constituir la Comisión Cooperadora de
la Universidad Provincial. En dicha asamblea se expuso que "... se buscará
una formación humanista en los estudios y de subsanar el déficit de personas
capacitadas para impartir enseñanza, la creación de una Facultad de Medicina
sobre la base de la habilitación del Hospital Regional y la realización de
cursos de verano..."
Fue así que
por Decreto Nº 11723 del 19 de octubre de 1961, el Poder Ejecutivo de la
Provincia de Buenos Aires creó, dependiente del Ministerio de Educación, la
Universidad de la Provincia de Buenos Aires, estableciéndose como objetivo de
la misma, la formación de profesionales, en las distintas disciplinas de orden
científico, técnico y humanístico.
Sin embargo
a mediados de 1962 la amenaza de cierre se cernía sobre la incipiente
institución debido a la falta de confirmación en el Poder Legislativo
bonaerense de su creación y como consecuencia del insignificante presupuesto
asignado. Nuevamente las voces de la ciudad se alzaron y se consiguió salvar a
la Universidad recordando Perez Aznar constituido en primer Rector de la
Universidad Provincial que "... la creación de la Universidad ha sido
compleja, pero a la luz de las necesidades de la juventud radicada en la región
su funcionamiento se justifica plenamente..."
Casi al
mismo tiempo el primer Obispo de Mar del Plata designado en 1957 también dio
impulso al proyecto de crear una Universidad Privada. Esta obtuvo su
reconocimiento durante el gobierno de Arturo Frondizi, con posterioridad al
recordado debate de "Laica o Libre". La aprobación de esta Ley le
permitió al Obispo Enrique Rau la creación primero del Instituto Universitario
Libre en mayo de 1958 y luego la Universidad Católica "Stella Maris".
De esta forma una importante cantidad de jóvenes de la ciudad ya no debía
trasladarse a La Plata o Buenos Aires para cursar sus estudios superiores.
Funcionaron así en el ámbito privado las Facultades de Agronomía, Derecho,
Escuela de Enfermeras Universitarias y Facultad Central de Filosofía que
contenía los Departamentos de Historia, Letras y Filosofía.
Esta oferta
se sumaba a la que desde 1963 ofrecía la Universidad Provincial desde sus
primeras Facultades de Ciencias Económicas y Arquitectura y Urbanismo (Creadas
por Decreto Federal Nº 566 del año 1963). En 1966 por Decreto Nº 236 se creó la
Facultad de Ingeniería Técnica y se incorporó a la Universidad el Instituto
Superior de Ciencias de la Educación y la Escuela de Psicología que
posteriormente con-formó la Facultad de Humanidades, creándose también en ese
año el Departamento de Ciencias Médicas en dependencias del Rectorado.
En junio de
1968 por Decreto Nº 5627 se creó el Instituto Superior de Turismo y en Julio,
por Decreto Nº 7156 y como resultado de un convenio entre la Universidad y la
Dirección Nacional de Salud Mental se creó la Escuela de Terapia Ocupacional.
En 1969
atendiendo a las necesidades de las diferentes carreras que integraban ya la
Universidad se creó el Departamento de Idiomas. También se transformó el
Instituto Superior de Turismo en Escuela de Turismo. Por Resolución de
Rectorado Nº 760 se creó el Instituto para la Investigación de los Intereses
Marítimos y por Resolución Nº 397 de marzo se crea la Licenciatura en Estudios
Políticos y Sociales.
El 4 de
abril de 1970 se produjo la primera Colación de Grados, la que alcanzó un
relieve muy particular ya que por Decreto Nº 1351 de fecha 3 de abril se le
otorgó a los títulos que se emitían nivel nacional aprobándose los planes de
estudio de las siguientes carreras: Arquitectura, Licenciatura y Doctorado en
Economía (Especialidad agraria y pesquera), Licenciatura en Administración de
Empresas, Contabilidad (Modificado luego por el de Contador Público),
Licenciatura en Ingeniería Química Industrial, Ingeniería Química de la Alimentación,
Auxiliar de Electromecánica, Auxiliar de Ingeniería Química, Licenciatura y
Doctorado en Sociología, Licenciatura y Doctorado en Antropología, Venia
Docendi, Intérprete, Guía de Turismo, Perito en Turismo (modificado luego por
Asistente de Turismo), Licenciatura en Turismo y Terapia Ocupacional.
Posteriormente, en agosto de 1970 se incluyó la licenciatura y Doctorado en
Psicología a la nómina y por Resolución de Rectorado Nº 1056 se creó el
Departamento de Ciencias de la Salud.
En
diciembre de 1971 el clima de agitación social y enfrentamientos políticos que
sacudieron al país cobró una víctima en la estudiante de la Facultad de
Arquitectura Silvia Filler que fue herida de muerte por un balazo disparado por
un grupo perteneciente a la Concentración Nacional Universitaria (CNU) que
pretendía disolver una asamblea estudiantil. Por este hecho se detuvieron a 16
personas que recuperaron su libertad en poco tiempo.
En 1972 se
creó la Licenciatura en Ciencias Políticas y se transformó la Escuela de Turismo
en Facultad de Ciencias Turísticas. En octubre se creó la Licenciatura en
Ciencias de la Educación que se cursaba desde 1969. Por Ordenanza de Consejo
Superior Nº 502 se creó la carrera de Profesorado de Inglés.
En 1973 por
Decreto Nº 306 se creó la Facultad de Ciencias Agrarias que funcionaba adjunta
a la Estación Experimental del INTA en Balcarce y que hasta ese entonces
formaba parte de la Universidad Católica.
En 1975 se
homologó el convenio suscripto en agosto de 1974 entre el Ministerio de Cultura
y Educación y el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires declarando la
nacionalización de la Universidad Provincial (Decreto 967 del Poder Ejecutivo
Nacional). Por medio de la Ley Nº 21139 sancionada el 30 de setiembre y
promulgada el 27 de octubre del mismo año se creó la actual Universidad
Nacional de Mar del Plata.
La misma se
constituyó sobre la base de la Universidad Provincial y se le sumó la
incorporación de la Universidad Católica "Stella Maris" de Mar del
Plata. De esta forma la Universidad quedó integrada por las siguientes
Facultades y Escuelas: Arquitectura y Urbanismo, Ciencias Agrarias, Ciencias
Económicas, Ingeniería, Humanidades, Derecho, Turismo y la Escuela de Ciencias
de la Salud. Ese mismo año por Resolución de Rectorado se transformó el
Departamento de Deportes y Educación Física en Instituto de Educación Física y
Deportes, se transformó la Escuela de Idiomas en Departamento de Idiomas con
dependencia de la Facultad de Humanidades y se creó la carrera de Enfermería
Profesional.
RSR
PROF. JUAN A. BARBOSA – ING. STELLA PEREZ DE BIANCHI